Siempre metamorfosis de lo mismo: tan cero, redondo-patatero y "recto" que pueda excusar la caja donde está.
Anhela, la libertad.

El contador esconde en el silencio verdades difíciles de escuchar.
Calla, calla, calla ya -increpa el hombre del antifaz.
Que todo siga igual.
No me vaya a desarmar: la apariencia sabe mal; el juego de espejos es necesidad.

Mientras, la verdad al otro lado imagina una revolución de repertorios de afecto inagotable.
Buenos tratos, algo amable, cercano y amigable.
La sinceridad y la transparencia ya es una urgencia.
¿Qué sería de tod@s si la ternura fuera decencia?