O hecha la
norma, hecha la trampa. Los académicos de La TomePedia hemos descubierto algunos
términos han surgido de aplicar nuestra gramática con ingeniería inversa. Esto
que suena muy rimbombante en realidad es un proceso muy sencillo, pero hay que
explicarlo.
Por ejemplo,
según nuestras «Normas de Gramática Tomellosera»,
para simplificar la dicción de los superlativos, no los acabamos en “-ísimo”,
sino en “-ismo”. Asi uno muy alto, será altismo y no altísimo.
Y a uno le puedes decir «Cansinismo»
y que te respeten, como se te ocurra decir “cansinísimo”, el dolor de
cuello del garrotazo que te puede caer, sí que te va a parecer “hartizo”.
Total, que
en algún momento, los tomelloseros se encontraron con el término «Sinapismo» que en su segunda
acepción la RAE lo define como “Persona o cosa que molesta o exaspera”. En base a nuestra gramática, podría ser el
superlativo de “sinapo” y en algún momento cambió el sonido “pe”, por el
de la “ka” (no sabemos si fue antes el huevo o la gallina). Pero al
final nos hemos quedado con los términos «Sinaco»
y su superlativo “sinaquismo” que son los que hoy usamos, pero en
castellano original, este superlativo tendría que ser algo tan raro como
“Sinapismísimo”, palabro de todo punto impronunciable sin provocar un esguince
lingual o un «Espite»
celebral según los casos.
Algo
parecido pasa con las palabras con género ambiguo como “moto” o “radio”, que
son femeninos pero no acaban en “-a”. Como la tendencia en el habla es a
eliminar las vocales respetidas, alguien (de Tomelloso) que escuche “trae la
radio”, fonéticamente puede entender “trae l(a)’arradio” o “trae’(e)l arradio”,
no sabes a ciencia cierta si es un femenino o un masculino, pero en cualquiera
de los casos ha aparecido una “a-“ antes de la palabra, que ya se
consolida y pasa a considerarse como parte de ella. Así en nuestra tierra
aparecen «el Arradio»
y «el Amoto», rizando el rizo de
nuestra propia gramática y usándola para crear palabras al revés.
¿Entonces
para qué creamos estas palabras si no hacían falta? Para darle consistencia a
nuestras normas gramaticales, que sin saber si quiera de su existencia, todo
tomellosero sabe inequívocamente respetar.
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Martes, 13 de Mayo del 2025
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