Después, ha ido hasta Lugo con su montura para que la Mobylette sea transportada hasta Tomelloso. Él mismo y sus padres, que le han prestado apoyo durante el recorrido, pretender regresar hoy mismo a Tomelloso.

Luis nos cuenta que ha disfrutado mucho en este viaje de casi 1.000 kilómetros “recomiendo esta ruta. A partir de Zamora no tiene nada que ver con lo que nosotros conocemos. La humedad, el olor, los paisajes verdes, las subidas y bajadas son maravillosas. Es una ruta muy divertida. Lo malo es la niebla y la lluvia”.  Nos cuenta que ayer llovió más de una hora “suficiente para llegar chorreando a Verín”. Y los últimos cincuenta kilómetros antes de llegar a Santiago ha llovido.

Está contento con el comportamiento del ciclomotor “la Mobylette se ha portado como una campeona, mejor de lo que yo creía”. Ha tenido pequeños percances que Luis ha calificado como normales “tuve que cambiar una correa y comprar una rueda porque se me rompieron muchos radios al llevar tanto peso en la moto. Era una pulgada más pequeña, pero me ha servido”.

Inició la aventura el domingo de madrugada. La primera etapa le llevó de Tomelloso a Salamanca, parando en Maqueda y Ávila. El lunes fue de Salamanca a Verín, parando en la localidad Zamorana de Lubián. La última etapa, de Verín a Santiago, la ha hecho prácticamente sin parar “el tiempo atmosférico no me ha permitido parar, ni hacer muchas fotos”.

De esta aventura, Luis se queda con que “si te propones algo, hazlo. Yo no estaba muy seguro de llevar a cabo este viaje, pero creo que no hay que pensar tanto. Nos pasamos la vida pensando proyectos que nunca cumplimos y nunca hacemos nada. Esta ruta la he planteado en dos semanas, sin prácticamente programación y al final ha salido bien”.