El pintor considera que exponer en el López Torres es subir un peldaño en su trayectoria artística. “He expuesto dos veces en La Posada y todo fue muy bien, pero enseñar mi obra en un museo donde han expuesto pintores con mucho más renombre que yo, me hace mucha ilusión”, asegura Anselmo Ponce que también ha llevado su obra a la Casa de Castilla-La Mancha en Madrid, Argamasilla de Alba, Criptana y otras localidades cercanas.

En esta muestra reúne unas 55 obras “tanto recientes, como de muchos años atrás. He tenido que pedir bastante obra que había vendido y también me he traído la obra que tengo yo en casa para exposiciones y certámenes. Hay mucho de Castilla-La Mancha, que es donde más me suelo mover, pero también hay mucho paisaje urbano de Madrid”. Ponce explica esta predilección que siente por Madrid. “Cuando era niño, solía acompañar a mi padre cuando iba  a la capital, casi siempre de médicos. Ver los enormes edificios, los  coches, el movimiento de tantas personas me causaba mucha impresión, me deslumbraba y eso se quedó ahí grabado para siempre”.

Uno de los atractivos de la exposición es su variedad de temas. “Hay mucho paisaje urbano, pero también bodegones, motivos rurales, algunos retratos que me fueron encargando, un poco de todo”, explica.  El pintor defiende su estilo realista y con el tono humilde que le caracteriza asegura que “no llego al hiperrealismo, ya quisiera yo. Hago lo que buenamente puedo, intentando que mi pintura le guste a la gente. Me gusta subir algo el color, sin pasarme, de ahí que suela meter coches, mobiliario urbano y por supuesto, personas, buscando  que se luzca ese color con el que interpreto la realidad a la que me enfrento”.

En el cuadro que ilustra el cartel de la exposición aparece un paisaje del centro de Madrid en el que se ve a Anselmo con la bicicleta que tanto utiliza. “Se me ocurrió hacerlo, hay días que me gusta y otras no, pero bueno ahí está (risas). El artista no ha tenido que ir muy lejos para encontrar a los pintores que le han servido de referencia o modelo. “Me he fijado en muchos: Antonio López, Antonio López Torres, Ángel Pintado, Fermín…en definitiva pintores de Tomelloso que son los que más he visto y seguido. De todo he aprendido mucho y luego lo he ido acoplando a mi estilo”.

Recuerda sus inicios en la pintura. “Ha sido una afición que cultivaba en mis tiempos libres de trabajo en la panadería. Llegó un momento que tenía un volumen considerable de obra y decidí exponer a ver qué reacción provocaba en la gente. He conseguido premios en algunos certámenes y me han seleccionado bastantes veces, pese a que al realismo se le suele dar de lado últimamente. Está más de moda lo abstracto, el surrealismo, todo lo que tenga que ver con la imaginación.  Pero a mí me gusta ser pintor realista, pero no rechazo otros tipos de pintura. Todo suma”.   Al final, dice conformarse con que la gente vaya a ver su exposición y vender lo que se pueda “aunque el arte no se ha librado de la crisis que vivimos y resulta mucho más difícil vender cuadros”.

Antes de marcharnos, los periodistas somos visitantes anticipados de una exposición que, seguro, tendrá una buena acogida. Se le merece este pintor que se ha forjado a sí mismo y ha logrado un indiscutible crecimiento en su trayectoria. Con su buena mano y ese original toque de color, nos presenta una cara más alegre de los motivos que inmortaliza en  su pintura. Más de tres semanas tendrán los amantes de la pintura para comprobarlo, del 29 de octubre al 22 de noviembre, y no van a quedar defraudados.