Marcado por la pandemia del coronavirus, este jueves 29 de octubre se celebra el Día Nacional sin Juegos de Azar. La Federación Española de Jugadores Rehabilitados estima que la ludopatía afecta a un millón y medio de personas, entre enfermos y familiares, en nuestro país. Los datos son muy preocupantes, el 3 por ciento de la población está sufriendo problemas de juego. Se trata de una adicción que afecta tanto a hombres como a mujeres, sin importar la edad.

Preocupa mucho a los expertos el crecimiento constante de los jóvenes entre los 14 y los 21 años que juegan online. Y es que, el 28 por ciento de los menores españoles hacen apuestas. Según la Universitat de Valencia, 2 de cada 3 jóvenes que apuestan tienen un problema de adicción. España es el país europeo con una tasa más alta de ludopatía entre los jóvenes.

Con motivo de esta fecha tan señalada, nos hemos puesto al habla con el presidente de Asora, Carlos Morales, asociación que también trata los problemas relacionados con la adicción al juego. Asegura Morales que la ludopatía acarrea efectos importantes en la salud de las personas, igual que el alcohol o las drogas. “El ludópata no controla y su único fin es jugar, sin importarle el premio que obtenga”.

La ludopatía va a superar en pocos años a otras adicciones

En Asora, explica Morales, se trata la ludopatía como cualquier otra adicción “también les aconsejamos que acudan a la Guardia Civil para que se inscriban en las listas que impiden el paso a los salones de juego y los casinos, poniendo más difícil la opción de jugar”. Por otra parte, la tendencia de las terapias ha cambiado y Morales señala que “son más los enfermos ludópatas que los de otra adicción que acuden a la asociación”. En ese sentido, Carlos Morales es pesimista, “en unos años la adicción al juego va a superar en número de enfermos al alcoholismo o la drogadicción”.

Hay casos terribles de personas que se han gastado la nómina “y más” en menos de una noche. Desde su experiencia, Morales considera que socialmente están más rechazadas otras adicciones, como el alcohol y las drogas “una circunstancia que agrava más la adicción porque al no tener ese rechazo social el enfermo se ve menos obligado a dejar de jugar. Pero la ludopatía es más peligrosa, a nivel psicológico el enfermo se queda muy tocado. Hay quien pierde incluso la casa y todo lo que tiene y no piensa en otra cosa que en el suicidio”.

La incidencia que el juego está teniendo en los jóvenes es “muy preocupante. Si usted se fija, los salones de juego están puestos los más cerca posible de los institutos. Y a los chicos y chicas eso les llama la atención, al principio ponen cada uno un euro y si les toca algún premio, ya tienen para el fin de semana y creen que todos los días es fiesta. Y ese es el principio de una adicción de la que es muy difícil salir”.

La pandemia, especialmente el confinamiento, ha sido terrible para los ludópatas “con tanto tiempo libre, muchos adictos se han tirado todo el día jugando al póker online o a las apuestas”. Morales señala que también cabe la posibilidad de vetarse para participar en los juegos online “es preferible que cuando el ludópata quiere dejar de jugar, como ocurre con el alcohólico que deja de ir a fiestas o bares, no entren en los salones o webs de juegos”. También recomienda el presidente de Asora que quien quiera abandonar esa adicción que se aleje, en principio, del dinero “ni cobrar la nómina, ni nada”.

Un marketing agresivo dirigido a los jóvenes

La Federación Española de Jugadores Rehabilitados, muestra su preocupación por el uso que nuestros jóvenes realizan del juego, y aunque legalmente tienen prohibido su acceso, después no se garantiza este precepto. Asegura el colectivo que se está llevando una práctica de marketing agresivo dirigido a este sector de la población que aún está formándose y no tiene estrategias de afrontamiento consolidadas “dejándose arrastrar por todos estos mensajes de búsqueda de recursos a través de una actividad en la que solo funciona el ‘Azar’. Reiterándola hasta terminar enganchándose y aislándose socialmente.

También preocupa a Fejar la situación de las mujeres “por falta de motivación y de apoyo, no sólo presentan unas diferencias en su patología, sino que tienen poca comprensión social en la sociedad y en los procesos de apoyo para superar su enfermedad”.