Las precauciones se extremarán en el nuevo curso, siendo la más importante la limitación de matrícula. “De los cuatrocientos alumnos que teníamos el año pasado, pasaremos en este curso a la mitad por obligada la reducción de aforos”, explica Rodríguez. Los cursos que se ofertarán serán los de Informática, en tres niveles; guitarra, que también se estructurará en los niveles de iniciación y avanzado; bailes de salón; dibujo y pintura; artesanía, que contempla diversas manualidades y bolillos; restauración de muebles; diseño gráfico y fotografía digital y gimnasia de mantenimiento y yoga.

“La mayoría de los cursos están completos  y la gente tiene muchas ganas de comenzar. En esta semana los monitores y yo misma estamos perfilando los últimos detalles para que las clases puedan iniciarse el lunes 23. Lógicamente, tenemos que ser muy precavidos y extremar los cuidados porque a la UP viene gente de edad más avanzada  y la salud tiene que estar por encima de todo lo demás”, asegura la coordinadora.

María Rodríguez, que se implica al máximo para que el servicio funcione a la perfección,  nos cuenta que “el curso de bailes de salón tiene mucho tirón, pero hay otros que también son muy solicitados como el de informática por la necesidad de manejar los ordenadores y las nuevas herramientas de la comunicación. La gente va cambiando de nivel y por esta razón muchos de los alumnos repiten año tras año.   En realidad  todos los talleres funcionan muy bien porque los monitores se entregan y proporcionan una buena formación a los alumnos”.

En horarios de mañana y tarde, los alumnos se repartirán en varias sedes: la Casa de Cultura, la Casa Francisco Carretero y el Centro Joven que acoge el taller de yoga. “Lo ideal sería tenerlo todo centralizado en un espacio, pero hay que adaptarnos a las circunstancias”. María Rodríguez defiende la filosofía de un tipo de enseñanza “que ofrece una buena oportunidad a personas que no tuvieron oportunidad de formarse cuando eran más jóvenes. En cualquier caso, el perfil del usuario no es solo gente mayor, es más amplio. Viene gente joven, empresarios, mujeres…porque la oferta es amplia y variada”.

A una semana del comienzo de las clases, los ocho monitores y la coordinadora preparan los temarios y organizan el trabajo para que se pueda seguir a distancia. “Aunque los alumnos necesitan el apoyo presencial de monitores y compañeros, debemos estar preparados para la vía on line que es la que inevitablemente se acabará imponiendo en el futuro”.

La Universidad Popular admite alumnos mayores de 16 años que tras realizar una preinscripción y entrar en un sorteo, pudieron formalizar la matrícula en la primera quincena de noviembre. El curso finalizará en mayo con una exposición de trabajos que suele realizarse en La Posada de Los Portales y que también incluye actuaciones de los alumnos de los cursos de guitarra y bailes de salón. Los alumnos que asistan al ochenta por ciento de las clases recibirán un diploma. Pero más que ese premio, a los alumnos les quedará la gratificante sensación de que nunca es tarde para aprender, para dar rienda suelta a ese talento que muchos tienen y al que solo hay que empujarle un poco para que pueda aflorar.