Maradona salió de una villa miseria (Villa Fiorito) para comerse el mundo con un balón. Sobre el campo, no hubo nadie como él en su época. A Maradona lo engañó el destino, disfrazado de ´´Angel de la Muerte", que lo llevó por malos caminos. Se equivocó, hizo muchas tonterías y protagonizó clamorosos escándalos.
El astro argentino puso en el mapa futbolístico a un club humilde y a una ciudad del sur de Italia, Nápoles, azotada por la Camorra y la pobreza. Le regaló triunfos europeos y nacionales. Poca cosa, si lo comparamos con la inyección de autoestima y moral que Diego concedió a la populosa ciudad. Desde entonces, el Genio es allá adorado.
Pero por encima de todo, quisiera destacar un valor como persona (y sujeto político, seguramente sin él mismo saberlo); fue insobornable. Sin pelos en la lengua, arremetíó contra el Vaticano (“Quiero decirle a Francisquito las cosas que debe hacer por el mundo. El Vaticano, para mí, es una mentira porque en lugar de darle a la gente, le saca. Todos los Papas lo han hecho y no quiero que él, Francisco, lo haga"), secundó las reivindicaciones de los pensionistas argentinos durante el Gobierno peronista y neoliberal de Carlos Ménem ("Hay que ser muy cagón para no defender a los jubilados" o "Estoy a muerte con los jubilados"), se revolvió contra el racismo en los estadios, y apoyó a países apestados por el imperialismo, que han escogido su propio camino (Cuba y Venezuela).
Maradona fue único por eso también.
Ojalá prevalezca, aparte de su excelso talento con el balón, el recuerdo de este registro de su personalidad, y no la triste caricatura en la que se había convertido en los últimos años.
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Miércoles, 17 de Abril del 2024
Sábado, 20 de Abril del 2024
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