El 9 de febrero se celebra el Día Internacional de la
Pizza. En Tomelloso, como saben los lectores, está el mejor pizzero del mundo,
Jesús Marquina, Marquinetti. Cualquier excusa es buena para hablar con este
genio del plato italiano que ha convertido en alta cocina. Marquinetti ha sido
cinco veces Campeón del Mundo de Pizza, ha editado un libro, dirige una escuela
de pizzeros y su restaurante es un lugar de peregrinación.
Dadas las circunstancias sanitarias por las que atraviesa la
región, Marquinetti solo sirve comida a domicilio, pero ha hecho una gran
inversión para hacer del restaurante de Tomelloso uno de los establecimientos
más seguros frete a la Covid. Marquina nos recibe el miércoles pasado en la
escuela y hablamos de pizzas y de esta época extraña que estamos atravesando. A
Jesús, a pesar de ser todo en el mundo de las pizzas, se le notan la ilusión y
las ganas de seguir innovando. Una actitud que sabe contagiar al periodista.
—El 9 de febrero es el Día Internacional de la Pizza.
—Este año se va a celebrar de una forma diferente. Faltan
ganas por la que está cayendo.
—Usted ha hecho de la pizza su forma de vida, con ella ha
logrado triunfos y reconocimiento, ¿y la tranquilidad?
—Voy a cumplir sesenta años y me parece que me falta tiempo.
Mi mente va más rápida que mis miembros, te lo aseguro. Creo que aún me falta
mucho por descubrir y que no llego a tiempo. Por la mañana, cuando me levanto,
me digo “Jesús, te estás quedando atrás”.
—Usted no para.
—Estamos preparando el segundo libro. También estamos
elaborando unas nuevas recetas y creando masas nuevas.
—¿Ha perjudicado la pandemia sus proyectos?
—Está época tan extraña hace que tengamos menos relación con
otros pizzeros o con los miembros de la Selección Española. Ha ralentizado
muchos de nuestros proyectos, por ejemplo, el que tenemos con la escuela
italiana Cinco estaciones, que retomaremos cuando se pueda, pero sin cerrar
fechas. También teníamos que haber hecho pruebas con harinas y masas en Italia.
Otro proyecto muy ilusionante era el del huerto ecológico. Tenemos el terreno y
ya está autorizado, pero, dadas las circunstancias, va muy lento. Tal vez
podamos poner pronto en marcha un trozo.
—Deduzco que la competición está también aparcada.
—El 2021 será el tercer año que no se celebre el
Campeonato de Mundo. Queríamos hacerlo en Madrid, el 2019, en el Gourmet, pero
no pudo ser. El año pasado con la Covid fue imposible y este va a ser muy
difícil poder celebrarlo. Ya se han suspendido las fallas, la Semana Santa o
los Sanfermines, yo creo que va a ser prácticamente imposible. Esa es otra de las
cosas que se quedan en el tintero con esta situación. Ya lo teníamos todo
programado, pero se ha quedado en dique seco.
—Por lo que nos ha dicho al principio de la conversación
parece que usted, que lo es todo en el mundo de la pizza, no se conforme con
ese estatus.
—Te aseguro que mi estatus me da igual.
Creo que era más feliz antes, que tenía menos conocimientos que ahora. Cuantos
más conocimientos tengo, me parece que sé menos y que me quedo más atrás, ese
es el problema.
Tengo la suerte de que mis hijos me
siguen, una circunstancia fortalecedora para uno mismo, y no paramos de hacer
cosas. Pero muchas veces está la sensación de que no se haga nada en estos
tiempos tan difíciles.
Un lugar seguro
—Usted ha hecho una importante
inversión para que Marquinetti sea un lugar seguro ante la Covid.
—Sí, en ese sentido
nos han felicitado muchos clientes y Sanidad nos calificó como uno de los
mejores locales a nivel nacional. Ha sido una inversión bastante grande.
Llevamos tres protocolos de seguridad y nos preocupamos tanto de los
trabajadores como de los clientes. Los protocolos se ponen en marcha desde que
llega el género, se recibe en una habitación aparte, se desinfecta, se coloca
en cajones alimentarios y se sube a los almacenes o a las cámaras.
Hay que cuidar a los trabajadores, a
todos. Se les toma la temperatura al entrar y al salir, tienen taquillas
diferenciadas para colocar la ropa de trabajo y la de calle. Por el ambiente
que se respira todos ellos llevan a rajatabla los protocolos, son partícipes
absolutos.
Los manteles, servilletas y cubiertos
se envasan individualmente, un laboratorio controla que se hayan lavado a más
de 60 grados y desinfectado. Hemos colocado mamparas en las mesas, los
camareros llevan mascarilla y una pantalla. Además, siempre estamos mirando
como podemos mejorar. Marquinetti tiene filtros EPA desde que se empezó a
hablar de ellos.
Tengo que decir también que el cliente,
mientras hemos podido tener abierto el restaurante al público, respeta los
protocolos a la perfección. De hecho, estamos certificados por la Junta de
Castilla-La Mancha.
—¿Mantiene abierta la escuela?
—Mientras nos han
dejado ha estado abierta. Ahora mismo vamos a hacer un pequeño parón y
retomaremos en cuanto podamos. Seguimos haciendo asesoramientos. La escuela es
muy ilusionante, es un laboratorio que también me sirve para innovar.
Más de 1.000 alumnos
—¿Cuántos alumnos han pasado ya por la
escuela?
—Desde que empecé a dar cursos, creo
que cerca de mil. Hay muchos de ellos con los que seguimos en contacto. Estamos
preparando un nuevo curso de especialización, muchos de los alumnos que han
hecho el de profesionalización están interesados en llevarlo a cabo. Hay gente
que le va muy bien, uno de ellos tiene ya tres negocios.
Hay alumnos de la escuela que están en
Tailandia, un actor mexicano que tiene dos restaurantes en su país, otros en
Chile… Además de muchos sudamericanos, hemos tenido gente de Alemania, de Alemania
y de Italia. La verdad es que me alegro mucho. Eso significa que en España se
va a apreciando cada vez más lo que hacemos. Defendemos mucho lo artesano y un
producto saludable.
—¿Se aprecian sus pizzas?
—Cada vez sabemos más de pizza, pero
aún queda mucho. La pizza en España no empezó de la mejor manera porque se ha
primado más el precio que la calidad. Nuestro planteamiento es totalmente
contrario, defendemos la calidad y pensamos que la pizza pueda ser de alta
cocina. De hecho, lo es.
Nosotros tardamos tres días en elaborar
una pizza. Usamos infinidad de parámetros, analizamos las harinas, vemos la
cantidad de proteínas o las encimas y la absorción de agua.
—¿Cuánto tiempo tarda una pizza en ir
de la cabeza de Jesús Marquina a la mesa del restaurante?
—Algunas un mes, otras tres o cuatro… Y
muchas que no llegan, que se quedan en la cata a ciegas previa que hacemos
antes de sacar un producto.
—¿Todas las pizzas de su carta son
creación suya?
—Casi todas. Hay algunas creadas por
mis hijos. Cuando trabajas con la familia y encima, a mis hijos y a mi mujer,
les encanta, eso hace que uno sea, por ellos, más creativo. Es mucho más fácil
cuando tiene en casa creadores de pizza. También hay muchas pizzas de
campeonato que por no ser operativas no llegan a la carta.
“El mejor premio es mostrar a otros lo
que sabes”
—Usted lo ha ganado todo en los
Campeonatos del Mundo de Pizza.
—Somos cinco veces campeones del mundo.
Hemos ganado trofeos de pala, de taglio, de pizza clásica, tanto individual
como con la Selección Española. Llevamos compitiendo desde 1998 y 16 años
cogiendo pódium. Me quiero retirar, el último campeonato solo competí con mi
hijo Gustavo. Estoy en el equipo, soy el capitán, y quiero que compitan ellos,
pero no me dejan. La competición es muy gratificante y a mí me encanta, pero ha
dejar paso a los más jóvenes.
—En 2017 publicó un libro, “La pizza es
alta cocina”, ¿ha ido bien, está contento con él?
—Ha ido muy bien y, por supuesto, estoy
muy contento con él. Muchos clientes vienen con libro para que se lo firme.
Recuerdo que vino una señora que vivía en Washington con el libro, que pidió en
Estados Unidos, para que se lo firmara en sus vacaciones.
En libro cuento todos mis secretos.
Algunos se extrañan de que sea así, pero, ¿por qué no lo voy a decir? Creo que
los cocineros tenemos que decir todo lo que sabemos, si no estaríamos todavía
en la edad de piedra. El enseñar todo lo que sé me hace investigar más. Es el
mejor premio que se puede tener, mostrar lo que sabes a los demás para que lo
puedan poner en práctica.
—¿Cuáles son sus deseos para el Día de
la Pizza?
—Hay que celebrarlo comiéndonos una
pizza y que nos ayude a sobrellevar esta situación. A ver si pronto recordamos
esta época como un mal sueño y que, con una buena pizza, rememoremos lo que
pasó en la pandemia. Fuerza para todos y un feliz día a todos los pizzeros y,
cómo no, a todos los hosteleros paciencia y tesón. Y pediría a los que mandan
que, ya que no nos ayudan, que nos dejen trabajar.
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Lunes, 29 de Abril del 2024
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