Cuando alcanzó aquella gesta, a Roberto Parra solo le quedaban unos cuantos días para cumplir veinte años. En Estocolmo, tras ganarse la clasificación en las eliminatorias y en la semifinal,  el solo hecho de estar en la final era ya un gran premio para Roberto Parra. El gran favorito para conseguir el oro era el italiano Guiseppe D’Urso que había sido subcampeón del mundo tres años antes y allí estaba también otro español, Andrés Díaz, con mejor marca que Parra.

En las dos primeras vueltas no ofreció unas buenas sensaciones el socuellamino, que se vio relegado a posiciones de atrás. Pero en la tercera remontada protagonizó una espectacular remontada y el tramo final de carrera realizó una espectacular pasada al italiano que se tuvo que conformar  con la segunda plaza.  La clase y el poderío que demostró Roberto Parra en esa carrera constituye una de las páginas más hermosas del atletismo español. Su tiempo fue de 1:47:74.

Cuando llegó a Madrid, numerosos paisanos le jalearon en la terminal del aeropuerto de Barajas. Pocos días después, Socuéllamos le rindió un gran homenaje y fueron 4.000 vecinos los que se reunieron en la Plaza de la Constitución para aclamar al campeón que, muy emocionado, saludó desde el balcón del Ayuntamiento.