Mari Carmen Herizo, que estuvo acompañada por numerosos amigos de la familia, no podía disimular su emoción en una noche tan especial. “Estoy contenta y  nerviosa al mismo tiempo. Es algo que no había hecho jamás, pero afortunadamente ha habido personas que me han ayudado a montar esta exposición y es un placer verla ya montada. A la gente les está gustando lo que está viendo”. Recordó Mari Carmen las reticencias de su hermano a exponer en Tomelloso. “Se mostraba totalmente reacio y las pocas veces que se atrevió lo hizo en otros pueblos y no sabía explicar la razón. Yo ví como mi hermano fue pintando todos estos cuadros en el piso de la calle Carlos Morales y me produce mucha emoción verlos aquí en este Museo”.

Contó Mari Carmen que algunas de las obras que se pueden ver en la exposición fueron premiadas y no están a la venta, de hecho confesó su especial predilección por uno de los bodegones. “Él se daba poco importancia y apenas contaba las cosas que hacía. La pintura era para él una afición, una labor en la que se sentía a gusto, pero sin ningún tipo de pretensión”.

Mientras los asistentes disfrutaban de cada rincón de la muestra, la hermana del artista siguió comentando que “mi hermano pintaba bastante bien, igual que ocurre con otra mucha gente de Tomelloso que pinta  muy bien pero que prefieren estar un poco el anonimato. Hay mucho talento en nuestra ciudad en todas las artes”.

La satisfacción y felicidad de Mari Carmen la compartía también la concejala de Cultura, Nazareth Rodrigo que agradeció a Mari Carmen y Celia “el cariño que han puesto en esta exposición, un merecido homenaje a sus hermano y un regalo al pueblo de Tomelloso que va a poder disfrutar de esta preciosidad. Ellas han custodiado una obra que Serafín Herizo, en un ejercicio de humildad y autocrítica, consideraba que no merecía que se sacara a la luz, pero nada más lejos de la realidad; es un trabajo magnífico que deja ver el talento de Serafín Herizo, al que conocíamos más por la fotografía, también en la pintura”.

Rodrigo elogió el estilo del artista “nos enseña mucho con ese trazo tan libre e impresionista,  en un formato pequeño, mediano y grande, el gran potencial y talento que atesoraba”. La  concejala de Cultura consideró una buena coincidencia que la exposición llegue al Museo López Torres, “puesto que Serafín era un buen amigo de Antonio y le hubiera hecho mucha ilusión saber que sus cuadros se exhiben en esta sala de exposiciones temporales, justo al lado de los del maestro. En el Ayuntamiento ya llevábamos tiempo pensando en hacer esta exposición y por fin la tenemos aquí, para que todo el mundo pueda disfrutar de esta maravilla”.

Retratos, paisajes rurales y urbanos, bodegones y una espectacular serie taurina componen una exposición llena de color y fuerza. Los asistentes pudieron admirar dos excepcionales retratos de López Torres y Camarón de la Isla, en un guiño evidente de Serafín a su admiración por dos maestros de la pintura y el flamenco. Muchos se detenían también en los bodegones, con un pequeño homenaje al periodismo con esa portada del Lanza o en esos paisajes manchegos y de las Lagunas de Ruidera en los que muchos encontraron similitudes con el estilo del gran López Torres. Otras obras enseñaban mercados llenos de gente y vida, que vienen a reflejar la manera de vivir de un hombre al que no le faltaron amigos. De hecho, Rosa Serrano, hija de Eugenio Serrano, recordaba la gran amistad de su padre con Serafín. Otra estampa nos descubría el Parque de la Constitución y eran mayoría los cuadros dedicados a otra de sus grandes aficiones los toros.   Su trazo y hábil manejo del color le sirvió a Serafín para expresar toda la belleza y plasticidad de la tauromaquia que tanto le gustaba.