Mientras volvía su Jefe, don Lotario, completamente solo en el salón, pensaba en la cantidad de vida del pueblo que se desarrolló allí durante lo que va de siglo. En las voces, palabras y guiños. En las rascaduras de ingles y de cogotes; en las asechanzas y elogios, en las palabras vanas, malas uvas, risas y ratos buenísimos que habían pasado allí generaciones y generaciones. Lo único que no comprendía es cómo, si los tiempos avanzan tanto como dicen, no se podía llamar como siempre, «Liberal», «Círculo Liberal». ¿Es que ya no se estilaba ser libre y pensar cada cual como quisiera? ¿Es que había que pensar todos como los que no piensan?
Plinio volvió cruzando el Casino con mucha parsimonia y sacudiéndose las cenizas de los muchos cigarros que llevaba sobre el paño de la guerrera.
FRANCISCO GARCÍA PAVÓN
Una semana de lluvia
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Viernes, 19 de Abril del 2024
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