La Asociación de Vecinos del Barrio de San Juan lleva años
denunciando el estado de abandono y degradación social que viene sufriendo. En
solitario, sin que nadie les haga caso. Ocupación de viviendas, hurtos,
trapicheo de drogas, prostitución, vandalismo, etc. Algunos de estos episodios
acontecen en el Parque Urbano Martínez, lo que provoca cierto “efecto huida” de
personas que proceden de otras zonas del municipio, y a las que se les impide
disfrutar en paz y y tranquilidad (por otra parte, uno de los denominadores
comunes de un parque)de un entorno privilegiado.
Los domingos por la mañana acostumbraba a dar un paseo por el
Parque Viejo, tan bonito. Lo he tenido que dejar. Las fuentes no manan agua, se
han talado moreras y plátanos casi centenarios, he visto con mis propios ojos
furtivismo (jóvenes depredando nidos), las papeleras rebosan, y la basura campa
en algunas zonas. No hay vigilancia, ni servicio de limpieza. Desolador.
Esto es lo que pasa cuando no hay políticas públicas, o las
que se aplican son del todo ineficaces, en los barrios obreros. Cuando no se da
una respuesta coordinada a remodelaciones urbanísticas inclusivas, a la mejora
y mantenimiento de zonas verdes, a las demandas habitacionales, al desempleo
juvenil, al desamparo de las personas inmigrantes, a la prevención de la
drogadicción. etc.
En el Barrio de San Juan confluyen problemáticas sociales
complejas y dispares, algunas de las cuales tienen que ver con su carácter
multirracial. Nadie dice que sea fácil. Y es verdad que no existen recetas
mágicas, ni atajos. Pero lo primero de todo es reconocer su existencia y
diagnosticar, para a continuación (con equipos de intervención multidisciplinares,
presupuesto y una agenda) empezar a tratar. Codo con codo con el resto de
Administraciones, codo con codo con la asociación de vecinos. Nada garantiza el
éxito, pero mirar para otro lado no sirve, ni tapa la realidad.
Los sucesos de estos días son una llamada de atención sobre
el abandono institucional de los barrios obreros y humildes, quiero remarcar
bien esto. De ahí a la creación y consolidación de guetos es solo cuestión de
tiempo. Nos encontramos ante la posible implosión de un fenómeno urbano
provocado por la desafección de las Administraciones públicas en la dotación de
servicios públicos universales y de calidad, de políticas de empleo y vivienda,
de protección social, y de un urbanismo acorde a las necesidades de los grupos
más vulnerables (mujeres, inmigrantes, personas discapacitadas, tercera
edad...).
Y es que esto tiene también que ver con el proceso
modernizador que la globalización dicta e impone; recursos públicos para las
rentas más altas, adelgazamiento del otrora estado del bienestar, la
consiguiente depauperación de los sistemas públicos, gentrificación,
especulación inmobiliaria, falta de oportunidades para los grupos más
desfavorecidos, segregación social, violencia machista... A una escala local, y
con todos los matices que queramos, esto se ha trasladado también a Tomelloso.
No somos una isla en un mundo cada vez más interconectado, más pequeño.
Ha tenido que pasar casi una semana desde el primer incidente
grave para que un miembro del Gobierno local (el concejal de Seguridad Ciudadana)
comparezca públicamente para hablar del asunto… aunque solo fuera para replicar
las críticas de la oposición, y con medias verdades.
El refuerzo policial, necesario en la recuperación de la
tranquilidad de la zona y la evitación de incidentes, no es una solución, que
pasa inevitablemente por la puesta en marcha de políticas sociales y medidas de
choque dirigidas a la rehabilitación y dignificación del barrio. Me temo que
las declaraciones, un tanto forzadas, del concejal de Seguridad Ciudadana no apuntan
a esa dirección, más allá del anuncio de un puñado de buenas intenciones… y de
medias verdades, insisto.
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Miércoles, 17 de Abril del 2024
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Viernes, 19 de Abril del 2024
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