Joshephine Samalli tiene 22 años y estudia Ingeniería de
Caminos en Ciudad Real gracias a la ayuda de Fundación Kirira. Logró escapar de
su aldea antes de ser mutilada, con ocho años. Estudia con ahínco para volver a
Kenia y construir allí carreteras, tan necesarias en ese país. La educación y la
ONGD de Tomelloso han cambia su vida, quiere su ejemplo sirva para otras
chicas.
Joshephine es inteligente y tímida, durante toda la
entrevista sonríe. Habla en ingles y Estrella Giménez, la presidenta de
Fundación Kirira, traduce al periodista lo que dice la estudiante.
Vivía con su abuela en Churo, una aldea de Kenia. Su padre
falleció y su madre se casó con otro hombre abandonando a sus hijas. Con ocho
años se escapó de su casa porque no quería que la mutilaran. Hasta esa edad no
fue al colegio, estuvo trabajando, cuidando el ganado y ayudando en su casa. Tenía
claro que no quería que le practicasen la ablación «somos cuatro hermanas y a
tres las mutilaron, yo sabía lo que era eso. A la anterior a mí cuando le
practicaron la ablación sangró mucho y la tuvieron que llevar al hospital».
En el colegio conoció Joshephine más a Fundación Kirira a través de los clubes
antiablación y las campañas que lleva a cabo en su zona la ONGD. Tenía otras amigas
a las que ya estaba ayudando Kirira y se unió a uno de los clubes. En Churo,
explica Estrella Giménez, «tenemos un dormitorio de rescate financiado por
la Diputación de Ciudad Real»
Una beca para los estudios de secundaria
Una vez en el colegio y a pesar de haber empezado tarde su
educación, Josephine sacaba buenas notas «por lo que pude acceder a las
becas de Fundación Kirira. Acabé la primaria con 300 sobre 400, lo que equivale
a un notable». Y es que, nos cuenta Estrella Giménez, «cuando las niñas
de los clubes antiablación sacan más de un notable intentamos buscar un padrino
en España que pague la beca de estudios para secundaria».
Joshephine hizo el instituto en Nakuru, una de las ciudades
más importantes de Kenia. Tras acabar la educación secundaria «murió mi
abuela y me tuve que ir con mi tía con la que tuve problemas. Si mi abuela
me apoyaba y quería que estudiase, mi tía me decía que ya era mayor, que tenía
que dejar la escuela y casarme, incluso mutilarme». La tía, nos cuenta
Joshephine, se la llevó a la aldea y la hacía trabajar, quería casarla «y
así la dote habría sido para ella».
Lejos de amilanarse, Joshephine estudió y trabajó, pero solo
obtuvo una “C” en la calificación del instituto, que equivale a un suficiente. El
Gobierno de Kenia apoya el acceso a la universidad a quienes tengan una nota
superior. En 2017 Fundación Kirira volvió a Kenia y a la zona de Churo, ella lo
supo «y fui a hablar con Estrella Giménez para contarle mi caso. Yo quería
hacer Ingeniería de Caminos», como no le daba la nota, tenía que pasar por
una especie de FP superior. La ONG apoyó a Joshephine en esos estudios.
Estudiante de Caminos
A través de un post en la web de Fundación Kirira, Inmaculada
Gallego, vicerrectora de la UCLM y profesora de Caminos en Ciudad Real, que
además ha colaborado con la ONGD, se interesó por la situación de Joshephine. Si
la fundación arreglaba el desplazamiento a España y los papeles, la profesora
podía intentar conseguir una beca en la universidad. A pesar de la dificultad
se consiguió que viniese a Ciudad Real y, relata Estrella Giménez, gracias al
buen hacer de David Triguero obtuvo una plaza en la Residencia Universitaria
Santo Tomás de Villanueva de la Diputación de Ciudad Real. «Inmaculada
consiguió la beca de la Universidad, pero además de eso tuvimos que hacer un
montón de gestiones porque la tía de Joshephine no quería darle los papeles
para obtener el pasaporte. Al final lo conseguimos».
Joshephine Samali llegó a Ciudad Real en enero de 2020. Y en
marzo, por la pandemia, tuvo que dejar la residencia e irse a casa de Estrella
Giménez «fue muy difícil para ella, cuando se estaba adaptando llegó el
coronavirus. Es una carrera muy difícil, no sabía manejar un ordenador, ni
hablar español y, sin embargo, este curso ha aprobado más de la media de los estudiantes
de Caminos y los profesores están muy contentos con ella. Es especialmente
buena en Física y en Mecánica». Este año, sigue contando Estrella, «tuvimos
problemas para renovarle los papeles pues dada la situación del curso pasado,
las notas dejaban mucho que desear. Pero todo el mundo se volcó y lo logramos».
Ha escogido Ingeniería de Caminos Joshephine «porque me
gusta y quiero volver a mi país cuando acabe la carrera para hacer cosas,
construir carreteras en mi zona porque no están bien». Está muy contenta de
estar en Tomelloso y Ciudad Real y ya tiene amigas y amigos «en la
residencia hay mucha gente, especialmente estudiantes de Medicina. Tengo una
amiga de Kazajistán, que está haciendo la misma carrera que yo. Nos entendemos
en ingles y en español». Ha aprendido a nadar y ha estado en la playa con
Estrella y Gordiano.
“Gracias a Fundación Kirira mi vida ha cambiado”
Joshephine ayuda a Fundación Kirira, dando charlas «gracias
a ellos mi vida ha cambiado mucho». Trabaja y lucha contra la mutilación
genital femenina, sensibilizando «actuando como modelo para que otras chicas
me sigan». En su comunidad la ablación «es un deber, es necesario para
poder casarte y sin ella eres una paria, no te reconocen como parte de la
comunidad. Además, te niegan tus derechos como niña, de estudiar y de poner
otro futuro. Tu obligación es mutilarte y casarte con un hombre de la comunidad».
Asegura que queda mucho trabajo por hacer «pero es
necesario enseñar. Lo más importante es ayudar a las niñas con las becas para
que la comunidad se dé cuenta de que cuando acaben los estudios pueden tener un
futuro diferente y mejor. Cuando perciban que las chicas pueden vivir con sus
estudios y no es cosa de un día, poco a poco se abandonará esa práctica que
está en la rueda de la tradición». Es muy importante la educación «porque
cuando estás en el colegio te das cuenta que la ablación no te aporta nada,
sino que te quita. El problema es que los padres lo comprendan».
Joshephine le da las gracias «a toda la gente que mes
está apoyando, a la Diputación de Ciudad Real por la residencia, a la ULCM, a
mis padrinos y a Fundación Kirira. ¡Muchas gracias!»
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Jueves, 25 de Abril del 2024
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