Opinión

Emergencia climática y "creación" urgente de bosques: el clima enloquece. El trilema de las tres es (5)

Martín Ruiz | Miércoles, 13 de Octubre del 2021
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En 2021, los incendios forestales ya han liberado más de 505 millones de toneladas de CO2, sobre todo en Siberia, California, países mediterráneos, Australia y sudeste asiático. El año aún no ha terminado, habrá que seguir lo que sucederá en Australia y Brasil. Pero quedémonos con esta cifra: en 8 meses 505 millones de toneladas de CO2 emitidas solo por incendios.

Los científicos de la ONU que estudian el cambio climático lo confirman: para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C, las emisiones deben caer rápidamente a 25 gigatoneladas para 2030. ¿Cuál es el desafío? Con los rácanos compromisos de los gobiernos actuales, las emisiones están en camino de alcanzar 56 Gt de CO2 para 2030: más del doble de lo que deberían ser. Necesitamos compromisos, políticas y acciones que reduzcan las emisiones un 7,6% cada año entre 2020 y 2030. Sólo así podemos limitar el calentamiento global a 1,5 °C. Retrasar la acción sólo retrasa lo inevitable. Postergar las medidas necesarias aumentará el coste de construir defensas costeras, proteger la seguridad alimentaria y adaptar las infraestructuras. Mientras esperamos, las emisiones continúan liberándose a la atmósfera, y el coste y la dificultad para reducirlas se volverán más desafiantes. Es probable que los insectos, vitales para la polinización de cultivos y plantas, pierdan la mitad de su hábitat en el escenario de 1.5 °C. Volvamos a los 505 millones de toneladas de CO2 emitidas por culpa de los incendios: es el 0,18% de nuestro presupuesto de carbono restante para estar un 83% seguros de permanecer por debajo de +1,5C.  Por desgracia, los circuitos de retroalimentación no nos favorecen: son los bosques los que arden, no las centrales eléctricas de carbón o de gas.

CASTILLA LA MANCHA TENDRÁ MUY PRONTO UN CLIMA SAHARIANO 

Lo ha dicho Marta Gómez, directora general de Economía Circular del Gobierno Regional. Lo ha explicado en la cadena Ser el 11 de septiembre, donde queda constancia “que los diferentes informes sobre el impacto del cambio climático en la región ya apuntan años más secos y veranos más largos. De hecho, los datos revelan que el centro de la Península Ibérica tendrá un clima sahariano”.

¿Y a qué espera el gobierno Regional para tomar medidas radicales para que esto no llegue a suceder?

¿Para cuándo un programa de fondos para reconversión agrícola que ayude a los agricultores a dedicar una parte importante de terrenos agrícolas a reforestación? ¿Para cuándo la prohibición de aumentar la superficie de regadío y la conversión de todo el riego por aspersión en riego por goteo? ¿Para cuándo un programa de rehabilitación de viviendas que las prepare para soportar 50 grados de temperatura con un consumo energético bajo? ¿Para cuando una reforma fiscal que obligue a los más ricos a aportar más para afrontar el choque climático que está a nuestras puertas? ¿Para cuándo una red regional de ferrocarril que integre a todas las localidades de más de 5.000 vecinos?

INFLUENCIA DE LA REFORESTACIÓN EN LAS NUBES BAJAS Y EN ATRAER LA LLUVIA: ESTUDIOS SIN PRECEDENTES

 Un equipo de investigadores europeos ha demostrado recientemente que, en el 67% de la superficie terrestre, la reforestación aumentaría la cantidad de nubes bajas y, por tanto, tendría un efecto de enfriamiento en el clima global. Estos resultados confirman que la reforestación y la preservación de los bosques son formas eficaces de combatir el cambio climático y adaptarse a él.

El informe (elaborado a partir de observaciones globales por satélite y publicado en Nature Communications el 15 de julio) muestra que las nubes bajas aumentan por término medio en las zonas reforestadas, tanto en las regiones tropicales como en las áridas y templadas. En el caso de Europa, este efecto es particularmente cierto para los bosques de coníferas. Los científicos han calculado que el aumento de la nubosidad de baja altura puede ser de hasta un 15%. Como las nubes reflejan la radiación solar, su aumento se asocia a un déficit de energía que entra en el sistema climático, es decir, a un efecto de enfriamiento, algo vital en estos tiempos de calentamiento global.

Los bosques ayudan a limitar el cambio climático y a adaptarse a él

Esta influencia, presente durante todo el año, es más numerosa sobre el terreno abierto. "Nuestros resultados sugieren que el efecto climático de los bosques a través de los cambios en la formación de nubes bajas está, en general, en consonancia con el secuestro de carbono para enfriar la Tierra", concluye el trabajo. "Si se tienen en cuenta los servicios ecosistémicos adicionales que proporcionan los bosques (como la prevención de la degradación del suelo y la mejora de la biodiversidad) nuestros resultados refuerzan los argumentos para apoyar las acciones de lucha contra la deforestación, la restauración de los bosques y la reforestación”. La ciencia lo confirma: necesitamos árboles, bosques, muchos bosques.

No es solo eso: otra investigación (publicada el 5 de julio en Nature Geoscience) del Instituto de Ciencias Climáticas y Atmosféricas de Zúrich, utilizando un modelo estadístico basado en datos de observación forestal, ha estudiado la influencia de  la cubierta forestal en las precipitaciones en todo el continente.

La investigación concluye que un incremento del 20% de la cubierta forestal aumentaría las precipitaciones en las regiones costeras en invierno y, sobre todo, en las regiones ventosas en verano. Resultado interesante cuando el cambio climático augura que las sequías aumenten y se intensifiquen.

Las razones de este fenómeno aún no están claras, pero los bosques pueden desencadenar la lluvia por la tendencia de los nuevos bosques a liberar más humedad a la atmósfera que las tierras agrícolas.

ARBOLAR EL TERRITORIO CON MUCHA FINANCIACIÓN EUROPEA

La Comisión Europea quiere reforzar el papel de los bosques en la transición hacia una economía más sostenible y sin CO2. Propone plantar 3.000 millones de árboles más en la Unión Europea para 2030 (media: 6 árboles por persona). Un superacelerón que duplicará la velocidad habitual de plantación. Bruselas espera aportar financiación, un marco de acción y asistencia técnica a las iniciativas ciudadanas locales para alcanzar ese volumen. Los bosques son también una fuente de actividad económica, con 3,6 millones de empleos directos e indirectos asociados en la UE. La Comisión Europea quiere que las masas forestales se exploten siguiendo el “principio de cascada”. 

BOSQUES URBANOS PARA CUIDAR LAS CIUDADES

La ciudad de Madrid ha puesto en marcha un Bosque Metropolitano: una infraestructura verde que se extenderá a lo largo de 75 kilómetros que circunvalará la ciudad de Madrid, contribuirá a la reducción de las emisiones de CO2, a la lucha contra el cambio climático, a la restauración ecológica y paisajística de zonas degradadas y a incrementar la oferta de itinerarios peatonales y ciclistas, así como beneficiar a la salud de la población. Es un bosque que actuará de cinturón ecológico, como barrera efectiva contra la desertización y mejorará la calidad del aire en toda la ciudad de Madrid. Además, esta nueva “infraestructura verde” actuará como herramienta de vertebración y reequilibrio territorial.

Estará compuesto de especies autóctonas (adaptadas a las condiciones del centro de España y a los escenarios de cambio climático previstos) como encinas, álamos, acebuches, madroños, pinos piñoneros y carrascos, algarrobos, sauces, fresnos, olmos y otras especies arbóreas, acompañadas de retamas, majuelos, adelfas, romeros, tomillos, enebros, jaras y otros arbustos y matas. 

Las masas forestales se acompañarán de senderos para el paseo y práctica del deporte, zonas recreativas y equipamientos que contribuyan a su uso y disfrute por parte de la ciudadanía. Se contemplan también ecoductos (puentes verdes) que permitan salvar las principales infraestructuras de transporte en determinados puntos y contribuyan a la continuidad ecológica y funcional del corredor y las piezas que lo conforman. Si en Madrid se puede ¿Por qué no en nuestras ciudades?

 BOSQUES PARA EVITAR NUEVAS PANDEMIAS

 “El 70% de los últimos brotes epidémicos han comenzado con la deforestación”. Así lo afirma en El País del 5 de febrero María Neira, directora de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS. Neira explica cómo los virus del ébola, el SARS o el VIH han saltado de los animales a los humanos después de la destrucción masiva de selvas y bosques tropicales. Neira afirma que el cambio climático es un problema de salud pública, no una cuestión de ecología o activismo. La científica, master en salud pública y nutrición, propone una revolución que tenga como pilar fundamental la rápida transición hacía energías limpias. Neira asegura que los países que pasen rápidamente del petróleo y el carbón a la energía solar y eólica acelerarán su crecimiento y disminuirán la pobreza y la desigualdad.

La doctora concluye que “Las prácticas de deforestación intensa, que se hacen siempre en nombre de la economía a corto plazo, tienen efectos devastadores para el futuro de la humanidad. Al cortar la selva para remplazarla por agricultura intensiva y contaminante, los animales que viven en esos lugares donde el hombre no ha entrado sufren profundas transformaciones. Aparecen especies con las que no estábamos en contacto y que nos pueden transmitir enfermedades. Pasar de tener una foresta tropical a un cultivo, con abonos y pesticidas que nunca habían entrado a ese ecosistema, altera el tipo de vectores que pueden transmitir los virus. La deforestación es una forma de tumbar esa barrera ambiental entre especies que nos protege de forma natural”.

CONCLUSIÓN

Por nuestra salud y la de nuestros seres queridos necesitamos reforestar el territorio. Por nuestras casas, nuestros negocios, nuestras ciudades, necesitamos reforestar el territorio. A quienes le importen sus hijos, sus padres, sus nietos, sus familiares y amigos: sin caer en la ecoansiedad, pero con firmeza, “martilleen” (en el más noble y pacífico sentido de la palabra) los oídos de concejales y alcaldes; “martilleen” los oídos de diputados y senadores de todos los colores políticos, “martilleen” los oídos de gobernantes ociosos e irresponsables con estas palabras: ¡Árboles, árboles, árboles, ÁRBOLES!

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