No es rosa cuando lloras a escondidas por las noches de miedo porque piensas que te perderás la vida de tus hijos, sin pensar en ti.

No es rosa cuando te amputan de tu cuerpo una de tus partes más femeninas.

No es rosa cuando te encuentras mil obstáculos en la vida cotidiana para poder seguir viviendo.

No es rosa cuando ves partir de esta enfermedad a otras valientes como tú.

¿Es rosa?

Para mí es verde esperanza, es luz en un camino que quizás inconscientemente estaba apagado y sin rumbo.

Es despertar a la vida de nuevo, es una lección de aprendizaje para valorar y priorizar las cosas que de verdad importan, es ser capaz de ver lo esencial e invisible a los ojos de nuevo.

Es descubrir que la magia de la vida está en ti y las pequeñas cosas que te rodean.

Es ser con una sonrisa la luz de otras que no saben encontrar su camino.

Es llorar de emoción cuando te sientes tremendamente feliz en un momento determinado por algo que te llena el alma.

Es tomarte la vida con ese toque de locura cuerda necesario par la nunca dejar de ser tu misma.

Tú que dirías, ¿es rosa o no?

Yo estoy llena de colores.

Por favor, no te acuerdes de mí solo el 19 de octubre, soy paciente oncológica los 365 días de año.