Opinión

Plinio en televisión

Juan José Sánchez Ondal | Jueves, 14 de Abril del 2022
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Solamente en mi vida de lector-espectador, he encontrado dos versiones cinematográficas que, a mi juicio, respondieran a la novela en que se basaban. Un española: “Los Santos inocentes” y otra extranjera: “Zorba el griego”. Dos guiones fidelísimos y dos realizaciones magníficas, unidas a intérpretes e interpretaciones magistrales. Tal vez, o precisamente, se deba esa impresión a haber releído ambas novelas en fechas inmediatas al visionado (palabra que no me gusta) de las respectivas cintas.

Zorba, de 1964, escrita, producida, editada y dirigida por  Michael Cacoyannis,  basada en la novela de 1946, de  Nikos Kazantzakis, La vida y los tiempos de Alexis Zorba  con  Anthony Quinn, Alan Bates, Lila Kedrova, Irene Papas y Sotiris Moustakas , en la que figura el inolvidable sirtaki, y Los santos inocentes, de 1984, dirigida por Mario Camus y protagonizada por Alfredo LandaTerele Pávez y Paco Rabal, basada en la novela homónima de Miguel Delibes, de 1981; película ganadora de  la mención especial del jurado en el Festival de Cannes en 1984  y premio de interpretación masculina, ex aequo, para Alfredo Landa y Paco Rabal.

Viene esto a cuento de recordar la serie televisiva de ocho episodios de Plinio, rodada en color, aunque vista en blanco y negro, más negro que blanco,  en 1971, y emitida por Televisión  española entre el 13 de marzo y el 8 de mayo de 1972, basada en las novelas de García Pavón, con guión de Antonio Giménez Rico y José Luis Garci, dirigida por el primero, e interpretada en los dos principales papeles, por Antonio Casal (Plinio) y Alfonso del Real (Don Lotario), de la que se han cumplido  cincuenta años del rodaje y se cumplen los de su exhibición.

Desde que tuve noticia de que se estaba rodando la serie, me asaltaron dudas sobre el éxito de la empresa, ya que la singularidad de los escenarios, del ambiente, del lenguaje tomellosero y  la peculiaridad y maestría narrativa de don Francisco, difícilmente, me parecían trasladables al celuloide. Si una imagen vale más que mil palabras, a veces, vale también la recíproca, pues hay palabras para las que no hay imágenes que las expresen y éste era, para mí, un caso  paradigmático. Si una imagen puede estar cargada de poesía,  no hay, en cambio,  imágenes capaces de expresar el sentimiento de un frase, o de unos versos. “Polvo seré, más polvo enamorado”; “poesía eres tú”, ¿qué imágenes son capaces de recoger lo que esas palabras expresan? Igualmente, de entre las novelas de García Pavón, podríamos seleccionar multitud de párrafos intraducibles al lenguaje de las imágenes.  Pero dada la talla de  los guionistas, director y medios puestos a su disposición, esperé a ver los resultados, partiendo ya del parecer de que, así como Alfonso del Real, aunque difería del tipo físico, no me parecía mal en el papel de Don Lotario, en modo alguno, en mi imaginado, un actor como Antonio Casal  encajaba en el papel de Plinio.

Había visto, antes de que se decidiese rodar la serie, un capítulo emitido en Televisión Española, la única de entonces: “El carnaval”, dentro de “Pequeño estudio”, emitido el 12 de diciembre de 1969, con un reparto encabezado por José Bódalo, Francisco Matesanz, Enrique Vivó, José Franco y José Segura, que lamento no haber  podido conseguir, a pesar de múltiples intentos con TVE, en el que el principal papel, de Plinio, lo interpretaba José Bódalo, que en mi idea del personaje del Jefe de la policía municipal de Tomelloso, era el tipo ideal para encarnarlo. Lo recuerdo, como si lo estuviera  viendo, con su sable colgando. Me agradaría poder recuperarlo y volverlo a ver, para contrastarlo con los capítulos de la serie y para comparar interpretaciones del principal personaje.

Se proyectó  la serie y mis temores se realizaron. La crítica fue demoledora. Baget-Herms,  citado por Alejandro Macías[1],  escribía: "La expectación que rodea esta adaptación de las novelas de García Pavón se convierte muy pronto en una gran decepción. Carente de todo ritmo cinematográfico, e incluso de interés, las aventuras de Plinio pasan sin el menor éxito por la pantalla y hacen realmente un flaco favor a García Pavón y a la ciudad de Tomelloso. Tampoco se salva la actuación de Antonio Casal, en quien el público no sabe "reconocer" el héroe de estas novelas".

Ni en la edad, ni en el tipo, ni en la gesticulación, ni en los andares, ni en la expresión, ni en la dicción, ni en su trato con don Lotario, ni en nada, veía, ni veo, en la actuación de Casal al Manuel González que me había sugerido don Paco en sus novelas. He vuelto a ver la serie, esta vez en color, oscuro, eso sí,  y  me sigue pareciendo un desaguisado, por lo que vuelvo, continuamente, a las novelas decepcionado,  cuando no, indignado.

No fue otra la opinión del público local, como pone de manifiesto Julio Olmedo Álvarez,[2] cuando nos dice que “el preestreno en el cine Principal de Tomelloso [supuso] un jarro de agua fría para los espectadores, que habían ido a la sala buscando algo totalmente diferente a lo que hallaron en la pantalla… después de ver la serie] los primeros capítulos no hicieron sino exacerbar el descontento popular en Tomelloso. No fueron pocos los que sintieron ultrajada la imagen del pueblo y expresaron que mejor hubiera sido permanecer en el anonimato, antes que aparecer en toda España de aquella manera tan vergonzante.” Yo hubiera escrito vergonzosa. Debido a la creencia de que se ofrecía  “en las historias una recopilación de personajes de la España negra rural, como si Tomelloso concentrase esa caterva de criminales en una proporción elevadísima. El miedo a ver vinculado el nombre de la ciudad con sucesos sangrientos y personajes de baja estofa, estuvo rondando varios años por los habitantes de este pueblo.”

No voy a hacer caso en esta ocasión, al amigo Tinete Negrillo, que, como anunciara que tal vez hablaría de la serie en otro momento, me decía: …”mejor no digas nada, eso fue una chapuza de TVE, yo como vivía al lado del teatro Principal, conviví con actores y todo el elenco y parece que iban de cahondeo, mejor no decir nada.” Ya lo dice él todo.

No compartimos, por lo expuesto,  la opinión de Alejandro Macías[3], según la cual “Afortunadamente hoy podemos hacer justicia a este serie avanzada a su tiempo gracias a la edición en DVD de 39 Escalones…  Remasterizada, "Plinio" es otra cosa. Posiblemente quienes la vieron en su momento no la reconocerían, y para los nuevos espectadores supone una agradable sorpresa. No todos los capítulos son brillantes, ni mucho menos, y el ritmo a veces se nos antoja un poco lento, sí, pero no olvidemos que ha cumplido los 43 años y que ha envejecido mucho mejor de lo esperado teniendo en cuenta su recepción inicial. Merece la pena recuperar la interpretación de Casal, tan criticada en su momento y que hoy se ve muy moderna, contenida y realista. Muy recomendable para curiosos del género policíaco televisivo”. 

Nuestra recomendación, en cambio, es que acudan a la fuente,  a beber en el manantial limpio y fresco de las novelas del maestro.

Madrid, 13 de abril de 2022

[1] Alejandro Macías  en “Recuperando "Plinio", una serie maltratada”, martes, 24 de noviembre de 2015,

[2] Julio Olmedo Álvarez, el lunes, 2 de Abril del 2018, en La Voz de Tomelloso, OPINIÓN.

[3] Alejandro Macías  en “Recuperando "Plinio", una serie maltratada”, citado.

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