“Un pequeño cineasta entre una lucha de gigantes” es el
último libro de Hilario Martínez Correas. Insultantemente joven, tiene 16 años,
Hilario atesora una impresionante experiencia artística, ha realizado seis
cortometrajes, con los que ha obtenido varios galardones, y publicó en 2021 su
primera novela, “Adiós”. Está embarcado en el rodaje de su primer largometraje,
“Ginebra”. El pasado martes presentó su nueva obra en el instituto García Pavón
donde cursa Bachillerato.
Es siempre un placer hablar con Hilario Martínez. Trasciende
durante la conversación la sorprendente madurez de la que hace gala y la
valentía con la que responde. Nuestro interlocutor piensa mucho lo que dice, no
habla a humo de pajas, ni su charla es banal o pretenciosa. Sus respuestas son
meditadas, pausadas y sinceras.
“Un pequeño cineasta entre una lucha de gigantes”, avisa la
contraportada del libro, es un grito a la incomprensión, al dolor y a la
indiferencia, “mejor dicho, al ser diferente, al salirse de los preestablecido”.
—¿Cuál es el argumento de su última novela?
—Trata de un niño, un pequeño cineasta, que relata su vida a
través de sus reflexiones y su lucha constante contra la inspiración y contra
los sucesos que le van ocurriendo día a día. En “Un pequeño cineasta entre una
lucha de gigantes” hay seis historias superpuestas que son otras tantas luchas
de gigantes de sus personajes. Son esas batallas el hilo conductor de libro.
—¿Esa lucha de
gigantes tiene que ver con la canción de Antonio Vega?
—La canción la conozco en la versión de Zahara y Santi
Balmes. Son temas que, de repente, las descubres y se convierten en la banda
sonora de tu día a día. Es cierto, las luchas de gigantes nacen de los versos
de Antonio Vega que me inspiraron mucho.
—Llama poderosamente su trayectoria artística con tan
solo 16 años, ¿qué explicación puede haber a esa precocidad creativa que está demostrado?
—Eso es algo que también yo me he planteado. Lo relaciono,
al menos, al intento de hacerlo, pero también al talento. Hay quien con 12 años
pinta o baila que es un gusto. ¿Por qué no puede haber gente que con 15 años
tenga talento para escribir o para rodar dado que el cine y la escritura
también son artes? Lo relaciono mucho con la facilidad de contar algo, de
comunicar, sea de la manera que sea. Yo también he intentado cantar, bailar o
dibujar, pero me encontrado con que no se me da mal escribir ni hacer audiovisuales
tampoco. Me he dado cuenta que mi manera de expresarme es desde esas
perspectivas.
—Su último vídeo “No hay más” fue finalista del certamen
Clipmetrajes de Manos Unidas…
—Obtuve el primer premio de Castilla-La Mancha, pero en la
fase nacional no hubo suerte. Pero me quedo con el mayor premio que le pueden
dar a alguien que esta empezando que es que proyecten un cortometraje suyo en
la Gran Vía.
—A través de la escritura y del cine se cuentan historias,
¿cuál es el secreto para contar una buena historia?
—Se cuenta, para mí, a partir de la creación de un nuevo
lenguaje. Esto es, no imitar a nadie. Es algo muy difícil porque todos tenemos
referencias y la posibilidad de ver aquellos que más nos gusta o a lo que nos
queremos parecer. La base de una buena historia, creo yo, es contar lo que
nadie haya contado. Y, sobre todo, contarlo de una manera que antes no se
hubiera hecho, con un nuevo lenguaje.
—Y no se puede obviar la inspiración…
—La inspiración es un juego, es un látigo que viene y va
condicionando a los creadores. Cuando estudio es cuando más me ataca, por
ejemplo, si estoy con un episodio de la historia de España, me surgen infinidad
de historias.
—Hay muchos jóvenes que por vergüenza no muestran su
talento, ¿no es así?
—Lo dije en la presentación del libro. Conforme vamos
cumpliendo años vamos perdiendo la vergüenza o el miedo al ridículo. Creo que
los jóvenes, hoy en día, tenemos más vergüenza que miedo. Y más vergüenza que
talento, que te condiciona. Ahora, el miedo nunca se va. Con esta segunda
novela tengo más miedo que con la primera.
—Y ahora ha dado un gran salto con su nuevo proyecto…
— Estamos trabajando en un largometraje que se va a llamar “Ginebra”.
Puedo contar poco de este proyecto, experimental al fin y al cabo. Nos vamos a
embarcar en la producción de un largo sin miedo y tirándonos a la piscina,
aunque este acostumbrado a hacer cortos. A ver que sale. Estamos metidos en los
castings y hemos conocido a gente muy buena y maravillosa. La idea es empezar a
rodar este verano.
—¿Le condiciona el coste económico tan importante de un
largometraje a la hora de hacer lo que usted quiere?
—Si algo me ha enseñado el empezar a grabar cortos con un
móvil es que el material es lo de menos. La falta de recursos te obliga a
elaborar mejores proyectos buscando resaltar la idea y no la técnica. Siempre
he suplido la escasez de recursos con mucho ingenio y, sobre todo, mucha
originalidad.
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Martes, 13 de Mayo del 2025
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