La campaña de cereales en Castilla-La Mancha será irregular según
las zonas y empeoran las buenas expectativas de las primeras estimaciones ante
una considerable bajada de los rendimientos. Así lo han corroborado los
técnicos de ASAJA Castilla-La Mancha que, en plena campaña de recolección,
están valorando los efectos del calor, el viento y la falta de lluvias en el
mes de mayo.
Una campaña que, además, según ha explicado el secretario
general de la organización agraria, José María Fresneda, está marcada por la
volatilidad de los precios. “Como consecuencia del conflicto entre Rusia y
Ucrania y los mercados de cereales internacionales, la situación de este año es
muy compleja”, por lo que ha recomendado a los agricultores “prudencia a la hora
de tomar decisiones de venta y mucha atención a las condiciones de mercado”.
A ello hay que añadir el incremento de los costes de
producción, “que se han disparado como nunca, como consecuencia del
encarecimiento de los precios de la energía, las semillas, los abonos y los
productos fitosanitarios”.
En general, ha lamentado José María Fresneda, la situación
del campo es muy complicada y “hay motivos suficientes para que volvamos a inundar
las calles y movilizarnos por un sector que debería ser tratado como estratégico
y no como residual”.
Campaña de cereales y oleaginosas
El último revés para los agricultores ha venido dado por la
climatología. Las altas temperaturas, la falta de lluvias y el viento han
afectado a varios cultivos, especialmente a los cereales de invierno más
espigados. El calor registrado a finales de la primavera ha limitado la
maduración definitiva del grano, causando una pérdida de rendimientos en los
cultivos que, en función del ciclo en el que se encontraban, se han visto más o
menos afectados.
A los daños provocados por el calor y la falta de lluvias
hay que añadir, cuantiosos daños registrados como consecuencia de la fauna
silvestre, conejos fundamentalmente, aunque también corzos, jabalíes y otras
especies de caza mayor, que han diezmado la cosecha y están provocando el
abandono del cultivo cerealista en algunas zonas.
La campaña está generalizada en toda la región. En la
provincia más al sur, Albacete, la siega de las avenas está prácticamente
terminada y comienza la recta final para las cebadas, después los trigos,
centenos y triticales. Y, en la zona norte, se ha empezado a cosechar la zona
limítrofe con la provincia de Madrid y parte de la comarca de La Campiña,
perteneciente a Guadalajara.
En cuanto a la previsión, en Albacete, según las
zonas los técnicos han estimado entre un 30 y un 50% menos de producción,
fundamentalmente, por el poco peso del grano.
En Ciudad Real, se ha constatado una pérdida de entre
2 y 3 puntos de peso específico en muchas zonas y explotaciones de la
provincia.
Si la previsión inicial para este año era contar con una
cosecha media-alta, las estimaciones tras este varapalo climático han cambiado.
Según la organización agraria “ahora hablamos de una campaña media”. Se esperan
sobre las 550.000 toneladas, frente a las más de 600.000 del año pasado y las
750.000 de hace dos. Esto supone que se prevé en la provincia una merma en la
producción por encima del 20% con respecto a la campaña anterior.
Por zonas, Campo de Calatrava y La Mancha van a notar la
merma, pero no de la misma manera que la comarca de Campo de Montiel, una de
las más afectadas, con pérdidas en la previsión de cosecha de hasta el 50% en
algunos casos.
Los técnicos de Cuenca también han estimado a la baja
la cosecha, y cifran en un 30 por ciento menos que el año pasado la producción
de cereales, es decir, entre 700.000 y 800.000 toneladas.
En Guadalajara, los cereales más tempranos están
teniendo un rendimiento aceptable pero, según se adentra en la provincia, las
cosechas están siendo un desastre. Aunque es pronto para hablar de una
estimación, los cultivos tardíos no están teniendo un buen desarrollo y se teme
que, en algunas zonas, los agricultores pierdan toda la cosecha.
Finalmente, los técnicos de Toledo también coinciden
en que es pronto para hablar de cifras, aunque han asegurado que el calor ha
mermado el rendimiento entre un 30-50%, dependiendo de las parcelas.
Las primeras previsiones eran muy buenas, y más con las
lluvias de primavera, a pesar de haber invertido menos en fertilización por el
alto coste. Pero, una vez metidos en campaña, los agricultores toledanos que
están cosechando están detectando una bajada importante de rendimientos.
En relación al girasol la falta de lluvias y las
altas temperaturas de mayo y junio van a perjudicar al cultivo, pero es muy
pronto para hacer una valoración porque está naciendo ahora. En Cuenca, la
provincia con mayor producción de la región, la nascencia no está siendo nada
buena, han asegurado los técnicos. Lo mismo ocurre en el resto de zonas
productoras, como Guadalajara y Albacete. En esta última, además, los agricultores
no han sembrado mucha superficie debido a los altos costes de producción que hay
en la actualidad, han asegurado los técnicos de la organización.
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