Recuerdos, lecciones de vida, historias de entrega y vocación, agradecimientos, estrategias educativas que siempre llegaron a buen puerto y sobre todo, mucha emoción…así transcurrió el acto de homenaje a los profesores jubilados que tuvo lugar este lunes en el Teatro Marcelo Grande. Presidido por la alcaldesa, Inmaculada Jiménez, y los concejales Francisco José Barato e Iván Rodrigo. El homenaje fue presentado por la concejala de Educación, Nazareth Rodrigo, ante un público compuesto en su mayoría por compañeros y familiares de los profesores reconocidos. También asistieron los concejales del PP, Javier Navarro y Cortes Valentín. El acto concluiría con un emotivo homenaje al profesor, Àngel Luis Cabañas.

Curiosamente, entre los diez profesores homenajeados había docentes de casi todas las etapas educativas: educación especial,  adultos,  primaria y secundaria. Todos fueron presentados por un padrino o madrina, que a  diferencia de años anteriores, no hablaron en directo, sino a través de un vídeo en el que aportaron datos sobre la vida y trayectoria profesional  de los profesores reconocidos.

 Ejercieron de padrinos y madrinas, Carmen Cotilla, de la maestra del Ponce de León, Lidia Carrasco; Jesús Lizcano que apadrinó a la maestra del centro Simienza, Fernanda López; Marisa Jiménez, fue la madrina de  Soledad Cascales, del Miguel de Cervantes;  Ana Perales sería la madrina de María Eulalia Calabuig, maestra también en el Miguel de Cervantes;  Rosa de Paz lo fue  de Javier Cepeda e Inmaculada Palacios de Manuel Arroyo, ambos maestros del Félix Grande;  José Antonio Espinosa ejerció de padrino de Pilar Valentín, profesora en el Instituto Airén; Pablo González  apadrinó a   Dolores López;  Lucía Ruiz y Carmen Redondo fueron las jóvenes madrinas de Paco Migallón y Antonio Ropero fue el  padrino a Antonio Torres que no pudo estar presente. Los tres últimos  profesores homenajeados eran del Instituto Eladio Cabañero. 

Entrega y vocación

“Siempre me gustó ser maestra”, dijo Lidia Carrasco que compartió el reconocimiento con sus seres queridos, entre los que también incluyó a sus compañeros del Ponce de León. “Somos una gran familia que nos dedicamos a nuestros alumnos con mucha profesionalidad,entrega y vocación”. Fernanda López confesó su pasión por la enseñanza y pidió a los responsables públicos una mayor atención a la educación de adultos “la gran olvidada, una labor dura y difícil, pero gratificante al mismo tiempo en la que cada curso es una aventura diferente”.

Soledad Cascales resaltaba la importancia de la vocación y entrega en el oficio de maestro. “Gracias a lo que me aportaron mis alumnos me fui enriqueciendo personalmente”. María Eulalia Calabuig, de todos conocida como Lali, se refirió al gran apoyo que encontró de su familia y compañeros maestros en momentos complicados que le tocó vivir. ”En el cole encontré a los mejores amigos que se puede tener, siempre me ofrecieron su ayuda, su cercanía y su amistad”.

Javier Cepeda hizo un original recorrido en verso por toda su trayectoria, la de alumno primero y la de maestro después, haciendo un alegato a favor de la enseñanza  pública. “Me voy embajador, feliz y grande”, concluyó haciendo un guiño a los centros en los que impartió su magisterio. Mientras que Manuel Arroyo agradecía a los alumnos los momentos vividos y también a Luis Ballesteros “mi compañero en este viaje por la docencia”, sin olvidar a Marisol “compañera de profesión y de vida”.

Pilar Valentín recitó deliciosamente varios poemas para destacar esa labor del docente que implica “dar valores e ilusión a las nuevas generaciones”. Se mostró orgullosa del proyecto Primavera Airén que con tanto éxito desarrolló en su instituto y se despidió con unos preciosos versos de su poema “La maestra”.  Mientras tanto, Dolores López  aseguraba haberse sentido como en casa en el Eladio Cabañero. “Nunca hubo dos días iguales en mi trabajo y esa circunstancia me ha resultado grata”.

Paco Migallón llevó bien la cuenta de su trayectoria docente: 37 años, 10 meses y 7 días, casi toda desarrollada en Tomelloso. ”Aporté mi grano de arena en la vida de los muchos tomelloseros que pasaron por mis manos, intentando que fueran mejores personas”, dijo. Finalmente, Ropero dio lectura a las palabras de Antonio Torres. “Tengo claro que la vida es un continuo proceso de aprendizaje en la que todos somos maestros y alumnos”.

Homenaje a Ángel Luis Cabañas

“Tomelloso os da las gracias por vuestro tiempo, dedicación y entrega”, manifestó en su discurso de cierre  Inmaculada Jiménez.  “La profesión de educar es una de las más  bonitas e importantes. Formáis a la gente para construir una sociedad mucho mejor,  moldeando personas libres y con pensamiento crítico. Sin duda, la educación es la mejor arma para transformar el mundo, siempre desde los valores de igualdad, justicia y tolerancia”. 

El acto finalizó con un emotivo homenaje a Ángel Luis Cabañas, el profesor que nos dejó el pasado mes de octubre. Tras la proyección de un vídeo, su esposa, hijos y nietos subieron al escenario para recibir una placa conmemorativa del Ayuntamiento en medio de una larga ovación del público.