Hoy,
25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia
contra las Mujeres, quiero empezar este artículo manifestando mi más
rotundo apoyo a todas las mujeres víctimas
de la violencia de género, de cualquier tipo de violencia, a sus hijos e
hijas, a sus familias y amistades.
A
todas las mujeres que están sufriendo en este momento violencia de
género quiero decirles que las creemos, que las apoyamos, que trabajamos
para sacarlas de ese círculo de violencia porque
es nuestra responsabilidad y nuestra obligación como responsables
públicos, pero también porque tenemos la convicción profunda de que es
nuestra obligación moral. Todas las personas podemos y debemos
contribuir a acabar con este grave problema social que nos
atenaza, nos hace peligrar como sociedad y nos impide alcanzar la
plenitud democrática a pesar de los muchos avances que en este terreno
hemos logrado en las dos últimas décadas.
Somos
conscientes de que cada día que amanece nos trae la oportunidad y la
responsabilidad de construir el mundo que deseamos y no albergo ninguna
duda de que, para la inmensa mayoría,
ese mundo es un lugar mejor, más justo, más igualitario y en el que
todas las personas tengamos las mismas oportunidades. Sucede, sin
embargo, que la mitad de esas personas son mujeres y para muchas de
ellas en todos los países del mundo, también en el nuestro,
la vida y la realidad se cimentan sobre todo lo contrario: injusticia,
desigualdad y violencia.
Según
Naciones Unidas, en el mundo, una de cada tres mujeres se ve afectada
por algún tipo de violencia de género y cada 11 minutos una mujer o una
niña es asesinada por un familiar. En
España, desde 2003, han sido asesinadas en el ámbito de la pareja o la
expareja 1.171 mujeres, 53 de ellas en Castilla-La Mancha y, desde 2013,
lo han sido 48 niñas y niños, 4 en nuestra tierra. Esta es la
realidad.
Los
asesinatos son su peor cara, pero la monstruosidad que es la violencia
machista tiene muchas otras. En algunos casos las víctimas tienen que
dejar todo atrás y salir huyendo de casa
para salvar la vida; en otros, se trata de violencia física,
psicológica y sexual; en algunas culturas se manifiesta en forma de
mutilación genital; la trata con fines explotación sexual se ramifica
por todo el planeta y, por desgracia, las redes sociales
también se han convertido en un espacio global para atentar contra las
mujeres, con especial incidencia en las más jóvenes. También quiero
citar expresamente a las que entre todas lo tienen más difícil: las
mujeres que por razón de discapacidad, por ser migrantes
o por vivir en entornos rurales, entre otras razones, sufren
discriminación múltiple y todo lo dicho en su caso se agrava.
Por
eso, hoy es el día para reivindicar el fin de la violencia que se
ejerce sobre las mujeres solo por el hecho de serlo y para materializar
esa responsabilidad que tenemos de ayudar personal
y colectivamente a conseguirlo. Y esto solo será realidad el día en el
que las mujeres, es decir, la mitad de la humanidad, la mitad de las
personas que viven en nuestros pueblos y ciudades, tengan exactamente
los mismos derechos y oportunidades que los hombres.
No queremos más, pero tampoco menos. Solo deseamos caminar a la par.
Hasta
entonces, cada una de nosotras y de nosotros debemos tomarnos como algo
personal el objetivo de cortar las raíces profundas que sustentan las
desigualdades entre mujeres y hombres
y sobre las cuales se asienta la violencia.
Si
alguien dice que es posible construir un mundo sin igualdad entre unas y
otros, se equivoca. Si alguien dice que la igualdad es ideología de
género, se equivoca. Perseguir la igualdad
es perseguir la justicia, el bien de todas las personas y, por qué no
decirlo, el anhelo tan viejo como la humanidad de vivir nuestra vida en
plenitud.
Por
ello, junto al papel indiscutible que debemos tener las instituciones,
está la responsabilidad individual. Por eso, igual que ya hicimos en
2021, apelamos a esa responsabilidad, a ese
‘Tú puedes ayudar’.
Y
ese deseo debe ser también la esencia de nuestra sociedad, en la que
hemos conseguido grandes avances en la lucha contra la violencia
machista gracias a las leyes que nos hemos dado y
a herramientas como el Pacto de Estado contra la Violencia de Género.
Sin embargo, tenemos que reconocer que no lo estamos haciendo todo bien y
así lo indican
datos
como que el 47,2 por ciento de las mujeres víctimas de violencia de
género no han denunciado ni han utilizado los servicios públicos de
ayuda o que, si hablamos de denuncias,
más del 73 por ciento de las que
se pusieron en 2021 fueron presentadas por las propias víctimas. Ambos
datos indican claramente que debemos seguir respaldándolas para que
sientan
nuestro aliento y evitar su aislamiento. Es la única forma de poder
protegerlas y de someter a los agresores a la justicia.
Por
nuestra parte, desde el Gobierno de Castilla-La Mancha seguimos
trabajando desde todos los frentes que podemos: reforzando los servicios
que prestamos a las víctimas, sus hijos e hijas
con más inversión en recursos de acogida y centros de la mujer; con
nuevos centros para ayudar y proteger integralmente a las víctimas de la
violencia sexual; o con ayudas económicas para la vivienda, para cursar
estudios universitarios y para proteger a las
criaturas que se han quedado sin madre a causa de la violencia
machista.
Seguimos
trabajando desde la sensibilización y la concienciación y hacemos
especial hincapié en la educación, tan importante para que esa palabra
maravillosa que es ‘igualdad’ no sea una
quimera para las niñas y niños del presente y del futuro. Y,
naturalmente, reconocemos y apoyamos a todas las personas e
instituciones que trabajan en los servicios sociales, la sanidad, la
judicatura, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, los centros
de la mujer y los recursos de acogida, sin las cuales sería imposible
dar esperanza a las mujeres víctimas de violencia de género.
A
ellas quiero dirigir estas últimas palabras para reiterarles que
estamos con ellas, que las apoyamos y que trabajamos para acompañarlas
en su salida del horror que es la violencia de
género. Es nuestra responsabilidad y también nuestro compromiso.
Creemos firmemente que acabar con la violencia machista es posible y
tenemos la convicción de que aprovechar cada día que amanece para que
así sea, está en nuestras manos, en las manos de todas
y todos, en las mías también.
Emiliano García-Page
Presidente de Castilla-La Mancha
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Miércoles, 27 de Marzo del 2024
Jueves, 28 de Marzo del 2024
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