La
 emoción de la primera vez, los nervios cuando estás a punto de verla 
otra vez. La primera cita, la segunda, la tercera… ir conociendo 
detalles de su pasado, su historia, escuchar todo lo que tiene que 
contarte. Que surjan solos los planes. Conocer sus sitios preferidos, 
sentarse a la mesa y probar su especialidad en la cocina. Una velada en 
la que abrir los mejores vinos, sorprenderse a cada rato y sentirse 
siempre a gusto. Así es el amor. Así es la Ruta del Vino de La Mancha. 
Dos sentimientos difíciles de explicar. Hay que vivirlos para 
entenderlos y febrero es la época perfecta para atreverse. Aquí tienes 
cinco planes ideales para vivir la escapada más romántica con esa 
persona que deja tu mundo en silencio cuando te mira. Alrededor, la Ruta
 del Vino de La Mancha, nadie mejor para tener una aventura apasionante.
 
1.-Pasear entre viñedos y aprender a catar vino
Tiempo. A veces es todo lo que el amor 
necesita y en las 17 bodegas que forman la Ruta del Vino de La Mancha 
saben mucho del tiempo. El ingrediente secreto para que el vino pase de 
bueno a excepcional. En sus viñedos el tiempo se detiene para disfrutar 
con calma de lo que importa: las miradas, las conversaciones profundas, 
los paseos de la mano por viñedos infinitos, las carcajadas que hacen 
eco en las cuevas, en las gigantes tinajas de barro… Cualquiera de ellas
 son el escenario perfecto para descubrir nuevas pasiones, como las que 
despierta el vino.
En la Ruta del Vino de La Mancha son muchas las experiencias de las que saldrás convertido en un auténtico amante. Un winelover.
 Desde la propuesta ‘Aromas con vino’ de Finca Antigua, en Los 
Hinojosos, en la que podrás sumergirte en un universo sensorial del que 
aprender a sentir el vino en todas sus dimensiones (mirador con vista a 
los viñedos, ruta por la bodega, juego de aromas, cata de vinos con 
maridaje de tapas) a la visita guiada por las Bodegas Cristo de la Vega,
 en Socuéllamos, un referente a nivel nacional que lleva casi 60 años 
dedicados al cultivo y cuidado de unos viñedos de los que extraen un 
vino galardonado en todo el mundo. Su oferta incluye un recorrido por la
 bodega, así como una cata comentada y una botella de vino de regalo.
De Bodega Campos Reales, en El 
Provencio, puedes salir también con una botella de sus mejores vinos, 
detalle de la casa. No sin antes conocer de primera mano una de las 
plantas vitivinícolas más productivas de la zona (6 millones de botellas
 al año) y catar tres de sus vinos, uno de ellos de cultivo ecológico; 
una propuesta sin sulfitos, más respetuosa con el paladar y con el medio
 ambiente, que está teniendo una gran acogida entre el público más 
comprometido.
Por último, el tiempo se pondrá al 
servicio del detalle tras las paredes de la Bodega Mont Reaga, en 
Monreal del Llano. Aquí la visita se detendrá a conocer los distintos 
tipos de uva y los matices que ésta va adquiriendo en cada fase de su 
proceso de elaboración. El gusto, el olfato y la vista se pondrán al 
servicio de cada copa de vino para aprender a diferenciar cada detalle 
de su personalidad. Unas pinceladas de cultura vitivinícola perfectas 
para compartir con tu pareja. Respirar el vino, oler su intensidad, 
sentir el paladar… ¡volveréis a casa siendo unos expertos! Y a 
continuación, una degustación de cuatro vinos y un aperitivo frío que 
ayudará a realzar su esencia. Y si tu Valentín es menor de edad, la 
bodega preparará una cata de mostos para que las copas no dejen de 
brindar.
 
2.-Pasar la noche en uno de los escenarios de El Quijote
La Sierra de los Molinos de Campo de 
Criptana es el lugar perfecto para enamorarse una y mil veces. Su luz al
 atardecer y esa niebla que la envuelve a primera hora en esta época del
 año hacen de este enclave un escenario mágico. En medio de esta belleza
 llena de historia y misterio, se encuentra la Casa Rural Vamos Allá; un
 refugio tan acogedor como moderno situado en el bellísimo Barrio del 
Albaicín. Recorrer sus calles empinadas bañadas de blanco y añil; 
respirar esa inspiración mediterránea que todo lo empapa y asomarse a 
ver las casas-cuevas será inevitable. Un picoteo, un vino a media tarde…
 todo apetece, pues todo queda a mano. 
Esta es la propuesta de ‘Duerme entre 
gigantes. Pack experiencia cultural’, una experiencia en la que podrás 
hacer noche en uno de los escenarios más famosos de El Quijote 
(capítulo VIII: el ingenioso hidalgo lucha contra los molinos de viento 
al confundirlos con gigantes) al tiempo que visitas un molino del siglo 
XVI (molienda tradicional cada primer domingo de mes), una casa-cueva, 
el Museo del Carro y el Museo de Sara Montiel, ubicado en uno de los 
molinos. Sin duda, una escapada llena de magia y folclore en la que 
conocer más a tu pareja y esta tierra quijotesca.
3.-Conocer las raíces del vino en La Mancha
Recordar los comienzos fortalece el 
amor. El amor por el vino, también. Y en Socuéllamos, donde late el 
corazón de la Ruta del Vino de La Mancha, se encuentra el Museo Torre 
del Vino, espacio en el que conocer el origen de todo. El comienzo. 
Tanto si tú y tu pareja sois unos auténticos winelovers, como si 
solo disfrutáis de tomar una copita de vino mientras charláis, esta 
visita no puede faltar en tu escapada romántica perfecta. Es el 
equilibrio ideal entre aprender algo nuevo, disfrutar juntos y beber 
vino. Una visita guiada por las instalaciones del Museo Torre del Vino 
despertará tu interés sobre esta cultura a través de una historia 
apasionante. La del vino. Conocerás sus procesos de elaboración y cómo 
la Orden Militar de Santiago influyó en la expansión de este cultivo en 
la llanura manchega. Un recorrido repleto de curiosidades y juegos en 
los que hasta podrás vendimiar con los pies gracias a un simulador y 
descubrirás los secretos que han convertido a La Mancha en la extensión 
de viñedos más grande del mundo. 
La visita incluye una degustación en la
 vinoteca, panorámicas desde la torre-mirador y, si reservas con tiempo,
 podrás participar en alguno de los talleres que se imparten todas las 
semanas para niños y mayores. ¡Un lujo!
4.-Emular a Dulcinea en El Toboso
Uno de los grandes amores que nos ha 
dejado la literatura del Siglo de Oro es el de Don Quijote por su amada 
Dulcinea, natural de El Toboso. Esta parada de la Ruta del Vino de La 
Mancha esconde secretos y encantos a partes iguales. Sus calles rezuman 
tranquilidad e invitan a pasear y recuperar los placeres de antes, 
inspirados por los pasajes del caballero de la triste figura.
Don Quixote Tours te propone despertar 
los instintos literarios y pasar la noche en la Hospedería Casa de la 
Torre; un entorno idílico en el que soñar estar viviendo tiempos de 
caballeros y doncellas. Esta casa típica del siglo XVII es el refugio 
perfecto para salir de la rutina y detenerse a apreciar los detalles 
históricos. La escapada incluye una visita a la Bodega Campos de 
Dulcinea en la que conocer, de la mano de un enólogo, los procesos de 
elaboración de sus vinos únicos y de personalidad propia. Una 
experiencia enoturística ideal para vivir en pareja, con la que podrás 
compartir una cata comentada de tres vinos y una degustación de tapas 
manchegas, al tiempo que descubres el corazón de una bodega que obtiene 
lo mejor de las uvas de esta tierra desde 1926. 
Pero si tu idea prefiere prescindir de 
alojamiento, Campos de Dulcinea te organiza el plan perfecto: una visita
 a su bodega con cata comentada de tres vinos y degustación de una tapa 
típica manchega y, al terminar, una inmersión en El Quijote. La visita 
al Museo Cervantino de El Toboso es pulsar el botón y detener el tiempo.
 Seas un amante de esta obra de la literatura universal o no, la entrada
 a este espacio te hará comprender la verdadera dimensión de esta joya 
literaria. Aquí, además de albergar una majestuosa biblioteca, se reúnen
 las ediciones más curiosas de Don Quijote de La Mancha en una colección
 con ejemplares firmados y dedicados por personalidades ilustres de todo
 el mundo. La Casa de Dulcinea, por su parte, es una recreación 
ambiental de la época de Cervantes que ayuda a imaginar con mayor 
precisión los escenarios de la pieza literaria más universal de la 
literatura española. Un viaje directo al conocimiento.
5.-Vino al atardecer en los molinos de Alcázar de San Juan
Alojarte en el corazón de La Mancha es 
alojarte en el Hotel Intur de Alcázar de San Juan; un rincón interior 
con todas las comodidades e identidad propia donde relajarse y sentirse 
como en casa, pero mejor. Su ubicación es perfecta para poder disfrutar 
de un auténtico Tour de Enoturismo en una de las ciudades más 
importantes del mundo en cuanto a vino se refiere. 
La propuesta de la Ruta del Vino de La 
Mancha es irresistible. Recorrer los lugares más emblemáticos del 
municipio en compañía de un guía que compartirá las historias más 
apasionantes sucedidas en cada rincón de la localidad, así como 
adentrarse en el hermoso Conjunto Palacial o conocer las costumbres y 
detalles de las vestiduras de los hidalgos en el Museo del Hidalgo. Por 
su parte, el Museo Formma servirá para despertar el interés sobre la 
alfarería y el vasto patrimonio que late en esta tierra desde hace 
siglos. La cultura del vino lleva viva mucho tiempo en la llanura 
manchega.
Para celebrarla, el momento perfecto es
 el atardecer, y el lugar, el cerro de San Antón. Aquí, a los pies de 
los molinos de viento, podrás disfrutar del ‘Sunset wine’: una cata de 
tres vinos de la localidad con todo el encanto de la puesta de sol en 
uno de los lugares más hermosos de toda la Ruta del Vino de La Mancha. 
¿Te imaginas algo más romántico? Para corazones exigentes y foodies
 irremediables, el plan se reserva un as bajo la manga: una comida en la
 Bodega La Tercia en la que disfrutar de la mejor gastronomía manchega 
maridada con los mejores vinos
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Martes, 4 de Noviembre del 2025
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