Leo
con asombro en la página de la UNESCO que 617 millones de personas en
edad escolar no saben leer ni hacer operaciones
matemáticas básicas y que, de estas, 244 millones ni siquiera están
escolarizadas. Hoy, 24 de enero, celebramos el quinto Día Internacional
de la Educación y en este año 2023 se reivindica con el lema ‘Invertir
en las personas, priorizar la educación’.
Podría
parecer que invertir en educación es algo únicamente económico y desde
arriba; sin embargo, es cosa de todos y
todas. En ocasiones pensamos que una única persona no puede hacer
mucho, pero ya hubo alguien que llamó «Paradoja del grano de arena» a un
hecho relacionado con esto: tres granos de arena no hacen un montón,
pero un millón sí, y si a ese millón le restamos
uno, y uno, y uno… seguimos teniendo un montón; por lo que a la
inversa, si trabajamos a favor de la educación uno, más uno, más uno…
también seremos un montón, y de esta forma podemos hacer mucho. Cada
persona que se forma ayudará, voluntaria o involuntariamente,
a otras personas a educarse, porque quien se educa se sensibiliza hacia
quienes no lo están, y esa sensibilización es parte de la educación.
No
obstante, el mayor logro de la sociedad actual es el gasto sin
precedentes en recursos y esfuerzo con el que sostener
y mejorar la educación universal -aunque en algunos lugares todavía no
sea universal-. En Castilla-La Mancha destinamos a educación un gasto y
un esfuerzo también sin precedentes, tanto para la educación que reciben
nuestros jóvenes y no tan jóvenes, como
para la que recibirán quienes todavía no han nacido.
Decía el filósofo Edmund Burke, allá por el siglo XVIII, que “es
más fácil desmontar un reloj y reducirlo a un batiburrillo de bielas y
pistones, de tuercas, tornillos y piezas inservibles, que volver a
montarlo y conseguir que funcione”, y esa es la idea con la que hay que
trabajar en educación, pilar básico de nuestra
sociedad. La educación se debe actualizar, modernizar, acomodar a cada
contexto, pero con el cuidado de no desmontarla, pues como dice Burke,
es muy fácil desmontar un reloj, pero muy complicado volverlo a montar y
que funcione. Por tanto, añadamos, sumemos,
transformemos… Pero no desarmemos.
En educación debemos remar todo en el mismo sentido, y para ello
debemos dialogar. Dialogar para construir, dialogar para educar,
educar para construir. Un símbolo de infinito o una banda de Möbius, un
recorrido de un único lado que nunca se acaba. Como el tiempo que marca un reloj que no debe ser desmontado.
Emiliano García-Page Sánchez
Presidente de Castilla-La Mancha
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Miércoles, 8 de Mayo del 2024