En su actuación, la manchega no dejó de lado a sus raíces, llevó a Benidorm su maleta llena de Albacete, de La Mancha. Sobre el escenario, una puesta en escena muy limpia con la que recreó países y escenas de su niñez de una forma muy especial. En “Quiero y duelo” hubo dos colores predominantes, el blanco en el vestuario de la albaceteña y el marrón de los paisajes de La Mancha. Karmento actuó tranquila, sabiendo lo que se hacía, y descalza para sentir la conexión con el suelo.

La apoteosis se produjo cuando se unió un coro para entonar con ella el característico “loroló” al que el público del recinto se unió con ganas.

La valiente apuesta de Karmento por el folklore de nuestra tierra se vio recompensada con los votos. Fue la tercera más votada por el jurado demoscópico y la segunda elegida por el televoto, por detrás de Blanca Paloma. “Quiero y duelo” será, sin duda, una de las canciones favoritas en la final de mañana.