Al llegar de nuevo a la glorieta, todos los presentes cantaron al unísono una versión carnavalera del tema "Hay Mamá" de Rigoberta Maldini. Seguidamente, en el escenario, instalado para la ocasión, grupos de diez personas subieron para llorar y demostrar a todos los presentes el gran dolor que sentían por la pérdida de la "agüela".

Para que todas pudieran sobrellevar mejor la situación, el Ayuntamiento repartió sardinas asadas, tocino, zurra y agua entre todos y todas las asistentes. Con el estómago satisfecho y la pena asumida, la concejal de Festejos, Alba Hilario, procedió a la incineración de la sardina, hecho que de nuevo hizo brotar las lágrimas y los lamentos de las nietas.

La tradición del entierro de la sardina en el Miércoles de Ceniza simboliza el fin del Carnaval y el inicio de la Cuaresma. A pesar de la tristeza que puede generar la despedida de la sardina, la fiesta y la alegría volverán el próximo año con una nueva celebración del Carnaval.