La función estaba programada una hora después de lo habitual en la Muestra, dado que se representó en día laborable. El telón se levantó con puntualidad inglesa. Sobre un fondo rojo una pareja baila un tango, “Por una cabeza” de Gardel. José Antonio, Fernando Ruiz de Osma, es un actor segundón que prepara la maleta, va a a viajar a Argentina para ver a su novia a la que llama Mafaldita. Su representante, Urrutia, Miguel Ángel Perales, irrumpe en la pieza como un torbellino. No tiene un actor argentino para una nueva serie, el futuro de la empresa depende de ello y obliga mediante chantaje a José Antonio a hacerse pasar por el porteño, Augusto Montessori, y acudir a la productora.

Candela (Mari Carmen Montealegre) es la jefa de producción y Silvia (Yolanda García) es la directora. La segunda ha venido del banco, de renovar el crédito, pero hasta el estreno del tercer capítulo de “Tango”, no hay dinero. La única solución es que Candela hable con su “ex” director de otra productora de la competencia. Paco, Pedro González, es el guionista, algo místico y con poderes para hacer conjuros.

José Antonio, ya transformado en Montessori, — Ruiz de Osma logra estar convincente con su acento y giros porteños— llega para grabar la serie. Haciendo honor a su título, la obra es un vodevil con cada uno de los personajes intentado salvarse la ruina de sus respectivas empresas. Incluso tenemos enamoramientos momentáneos, conjuros mediante. Cuando descubren que la situación no tiene solución posible, optan por unirse para cumplir sus ilusiones.

“Tango” resultó entretenida para el público que aplaudió en los cambios de escena y rió con alguno de los giros de guion de la obra. Con una escenografía sencilla, mínima, —dos sillones naranjas nos llevan a los distintos lugares donde transcurre la obra— Bakú-Teatro nos ofreció una comedia de enredo centrada en el difícil mundo de la producción audiovisual. La compañía recibió los sonoros aplausos del respetable