Las psicólogas forenses dan total credibilidad al relato de cuatro años de abusos que cuenta la menor e indicen en las devastadoras consecuencias en ella. El presunto pederasta, firme hasta el final: “Jamás he abusado de esa muchacha”

La familia de la menor de Tomelloso que denuncia haber sufrido abusos sexuales durante cuatro años de un sexagenario de su barrio, del que a veces aceptaba dinero, ha exigido la condena más alta por un delito de abuso sexual continuado, con la agravante de violencia e intimidación: quince años, al final del juicio que se ha celebrado en dos días y a puerta abierta en la sección segunda de la Audiencia Ciudad Real.

La abogada de la niña -ya ha cumplido 18 años-, sostiene que el acusado, A.G.V., ejerció un dominio sobre ella, entre los años 2016 y 2020, cuando supuestamente pasó esto, que pese a ir v voluntariamente a su casa actuó “aterrorizada”, dice su abogada Conchi Arenas, por un hombre que le saca cincuenta y un años de edad.

La fiscalía también considera probado el terrible relato de abusos que empezaron con tocamientos, pasaron a masturbaciones y terminaron con relaciones sexuales completas, que describe con todo detalle la presunta víctima, mientras iba creciendo, entre los 11 y 15 años hasta que padre descubrió de forma casual lo que pasaba y lo denunció. En su caso la reclamación es de doce años por delito continuado de abuso sexual, el máximo  para este tipo penal, sin agravantes.

«Jamás he abusado de esa muchacha»

El presunto pederasta por su parte se ha mantenido firme hasta el final del juicio, y no ha reconocido nada: “Jamás he abusado de esa muchacha; aquí se han dicho muchas mentiras”, ha alegado al final del juicio en el que su televisivo abogado Jorge Albertini ha solicitado la libre absolución.

A.G.V., de 69 años aunque en apariencia más mayor, se ha presentado en el juicio como un hombre enfermo y vulnerable, que precisa andador para caminar y según él no tiene relaciones sexuales porque no puede físicamente. Sin embargo la fiscalía cree que esa circunstancia no ha quedado acreditada, solo el íntimo detalle de que se hizo una vasectomía y no puede tener hijos, del que sala se ha enterado por el testimonio de la menor.

Una menor “muy vulnerable”

El equipo psicosocial del Instituto de Medicina Legal y Forense de Ciudad Real han descrito a la menor de este caso como una niña «muy vulnerable», metida en un contexto casi de exclusión social, con padres divorciados y otros problemas, y rasgos de personalidad «sumisa, histriónica y conformista», que asumió casi como una obligación frecuentar a su vecino, acceder a los favores sexuales que le pedía y conseguir dinero.

Su relato tiene «visos de credibilidad altos», no fábula, han concluido durante su testifical como peritos.

Absentismo escolar y mala conducta

Raquel Vázquez,  la psicóloga del programa Revelas-m para menores víctimas de abuso sexual, que también ha tratado a esta joven, ha hecho hincapié en las devastadoras para su desarrollo: absentismo escolar, mala conducta (agredió a otro menor), falta de habilidades sociales, conocimiento sexual precoz e inicio de consumo de alcohol y drogas en los años que soportó los abusos. «Presenta el típico patrón de una víctima de abuso sexual», ha contado la psicóloga que diagnosticó a esta joven con estrés postraumático.

La abogada de la familia ha ido más allá y ha planteado en el juicio que los abusos, en unos años clave en el desarrollo de la personalidad, le han afectado hasta en su inclinación sexual. Ella misma ha contado que sus únicas relaciones sexuales consentidas han sido con chicas, “tiene reticencia a los hombres por lo que ha sufrido”, ha rematado Arenas.

La acusación particular pide 50.000 euros de indemnización por daños morales y 20.000 la fiscalía. El juicio se ha celebrado, pese a la huelga de funcionarios de justicia,  porque entra dentro de los servicios mínimos por tratarse de una caso de menores y delitos sexuales.