«Los abusos estaban claros»

“No esperábamos otra sentencia, en el juicio quedó patente que los abusos existieron, estaban claros”, cuenta Arenas, que ya le ha comunicado el fallo a la familia. Saben que la sentencia no es firme, que el acusado, que no reconoce nada, recurrirá, “con todo lo que han pasado tanto ella como sus padres es muy importante que la justicia les haya dado la razón, que la hayan creído es muy importante”, sostiene la abogada.

La sentencia considera probado que el acusado, un sexagenario del barrio por el que se movía la niña entre 2016 y 2020, la atrajo hasta su casa con la excusa de enseñarle animales que tenía en el corral, para ganarse su confianza y abusar de ella durante esos años, en ocasiones a cambio de dinero y regalos.

Los abusos empezaron con tocamientos, pasaron a masturbaciones y terminaron con relaciones sexuales completas, que describió con todo detalle la víctima en el juicio, mientras iba creciendo, entre los 11 y 15 años hasta que padre descubrió de forma casual lo que pasaba y lo denunció.

La sentencia, que se notificó a las partes a finales de mayo, da total credibilidad al testimonio de la menor, así como a las pruebas periciales en el juicio

Una menor “muy vulnerable”

El equipo psicosocial del Instituto de Medicina Legal y Forense de Ciudad Real describe a la víctima como “una niña muy vulnerable”, metida en un contexto casi de exclusión social, con padres divorciados y otros problemas, con rasgos de personalidad “sumisa, histriónica y conformista”, que asumió casi como una obligación frecuentar a su vecino, acceder a los favores sexuales que le pedía y conseguir dinero.

Las peritos le dieron “visos de credibilidad altos”, lo mismo que la psicóloga del programa Revelas-m de la Junta de Castilla-La Mancha que la ha tratado desde la denuncia, en 2020.

Absentismo escolar y mala conducta

Raquel Vázquez, la psicóloga del programa Revelas-m para menores víctimas de abuso sexual, hizo hincapié en las devastadoras consecuencias para su desarrollo: absentismo escolar, mala conducta (agredió a otro menor), falta de habilidades sociales, conocimiento sexual precoz e inicio de consumo de alcohol y drogas en los años que soportó los abusos. “Presenta el típico patrón de una víctima de abuso sexual”, contó la especialista en el juicio, celebrado a mediados de mayo en la sección segunda de la Audiencia.

A.G.V., de 69 años aunque aparenta más edad, se presentó en el juicio como un hombre enfermo y vulnerable, que precisa andador para caminar y según él no tiene relaciones sexuales porque no puede físicamente.