El
verano en el pueblo es tradición para muchos y una tendencia de moda
para otros tantos. La Ruta del Vino de La Mancha es destino de
vacaciones para los que tienen en esta llanura manchega sus raíces y
también para amantes del vino, el silencio, la calma y la naturaleza.
Una moda que más que pasajera, se impone necesaria. Un reseteo. La toma a
tierra. Las verdaderas vacaciones. El tiempo en la Ruta del Vino de La
Mancha se detiene en esta época para tomar otro ritmo y los días parecen
durar mucho más que en cualquier otro destino. Son las ventajas de
pasar el verano en la ‘Bodega de Europa’.
Slowlife: turismo a fuego lento
Aquí, sumergidos en un mar de viñas que
se extiende por 600.000 hectáreas, se esconden diez municipios: La
Solana, Campo de Criptana, Villarrobledo, Tomelloso, Socuéllamos, El
Toboso, Alcázar de San Juan, Villarrubia de los Ojos, Argamasilla de
Alba y Pedro Muñoz. Aquí, en la ‘Bodega de Europa’, transcurren los
veranos a fuego lento.
Lejos de los atascos, el ruido, las
colas infinitas, lejos del comer a toda prisa y del despertador que no
calla está la Ruta del Vino de La Mancha, donde las noches se alargan
para engañar al sol, se amanece tarde y el desayuno se une al aperitivo
en la plaza, con un vino y un puñado de pistachos de Argamasilla de Alba
o una tapa de queso manchego.
Perderse en los pueblos, visitar los
museos o el Mercado Medieval que en junio agita la vida del casco
antiguo de Socuéllamos es el mejor plan para bajar las pulsaciones.
Reservar una cata en alguna de las bodegas de la Ruta, hacer un maridaje
con una comida típica, de esas que te llevan bajo la sombra de un buen
árbol para alargar la sobremesa con una siesta. De esas en las que el
atardecer te sorprende ‘a la fresca’ despertando las ganas de recorrer
las calles donde conciertos, orquestas, magia, circo y teatro llenan
cada esquina durante todo el verano.
Un verano de aventuras para los más pequeños
La Ruta del Vino de La Mancha es experta en estos planes low cost, que en realidad son de lujo. Planes para vivir con los niños un verano de los de antes, sin relojes, sin prisas.
Una ruta en bici cruzando los campos de
cereal, azafrán y vino; atravesar humedales, otear las torres a lo
lejos y recrear con familia y amigos las andanzas de Don Quijote y
Sancho Panza; detenerse a ver cómo pastan las ovejas. Refugiarse del
calor en el patio de una casa solariega de El Toboso o Villarrubia de
los Ojos o aprender sobre la cultura del vino en el Museo Torre del Vino
de Socuéllamos, donde los más pequeños podrán pisar la uva en un
simulador de vendimia mientras los grandes aprovechan un taller de
‘Iniciación a la cata de vinos’.
Ser testigo de una molienda tradicional
en los molinos de viento que vigilan desde el siglo XVI la llanura
manchega desde Alcázar de San Juan o Campo de Criptana, o disfrutar de
las rutas nocturnas que se realizan el 1, 7, 15 y 21 de julio por el
Barrio del Albaicín criptanense; una oportunidad mágica de acercarse al
patrimonio manchego y admirarlo bajo las estrellas.
Planes de siempre: romerías, conciertos, humor, magia y todo el patrimonio
Otra de las grandes ventajas de pasar
las vacaciones en la ‘Bodega de Europa’ es conectar con la gente a
través de sus tradiciones. La Romería de San Cristóbal te da la
oportunidad en torno al 10 de julio en Pedro Muñoz y Villarrobledo,
donde también el 25 de julio se celebra la Corrida de la Bandera, una
fiesta que se remonta al siglo XVI.
Pero en la Ruta del Vino de La Mancha
la música y las risas rondan los teatros, las bodegas y las plazas desde
mucho antes gracias al AirénFest, en Campo de Criptana. Dentro
de este cartel, Las Migas y José Mora dan un concierto el 24 de junio en
las Bodegas Castiblanque, mientras Roko se sube al escenario el día 8 y
la Bob Sands Big Band pone la banda sonora a la Verbena Municipal como
clausura de este festival que pone ‘Música y Vino en Tierra de
Gigantes’.
En Tomelloso, la música no deja de
sonar en todo el verano y los Jardines del Parque de la Constitución son
escenario de la Water Party (24 junio), donde el 1 de julio el color lo
invadirá todo en el Holy Fest y se podrá disfrutar del II Concurso
Nacional de Coros Rocieros (8 de julio). Los planes volverán a la Plaza
de Toros con el Festival 80’ y 90’ (1 de julio), el musical ‘We love
rock’ (8 de julio) y los conciertos La Húngara y Cristina Correas (15 de
julio) y Ecos del Rocío (29). Las risas correrán a cargo del XIII
Certamen Nacional de Monólogos de Humor ‘En Tomelloso, todos contamos’,
que se celebra el 28 y 29 de julio en los Jardines del Parque de la
Constitución.
Escenarios naturales como el Castillo
de Peñarroya son la apuesta de Argamasilla de Alba para conciertos como
el del 8 de julio de Funambulista y Deskaraos (ganadores del concurso
‘Vino y Música con Denominación de Origen’ que La Mancha DO organizó
junto al Zeporock; un festival que reúne del 23 al 25 de junio a lo
mejor del panorama musical en El Toboso), si bien el auditorio será el
lugar que acoja ‘La magia de Jorge Blass’ (15 de julio) y el teatro de
Yllana ‘Splash’ (22 de julio), dejando el ‘Carnaval de verano’ para que
inunde las calles el día 29.
Alcázar de San Juan, por su parte, abre
las puertas de todo su patrimonio, de forma gratuita, la noche del 5 de
agosto y la mañana del 6. Museos, iglesias, yacimientos arqueológicos y
hasta los centros de interpretación de su Complejo Lagunar celebran así
el Fin de Semana del Patrimonio con visitas guiadas, teatro, conciertos
y danza, entre otras muchas actividades. Una oportunidad magnífica para
acercarse a su historia y conocer todos sus detalles.
La Solana es otra de las paradas que
siempre tiene planes irresistibles en verano. Junio se despide aquí con
los sonidos alternativos del Oasis Sound, un festival que reúne a más de
30 artistas en tres escenarios el día 30 y el 1 de julio. Las Fiestas
de Santiago y Santa Ana, de las más destacadas de Ciudad Real, son las
encargadas de echar el cierre al mes de julio (del día 21 al 26).
Conciertos, folclore y artesanías llenan las calles de vida para
acompañar a las veladas de buen comer y mejor vino que no faltan en la
Ruta del Vino de La Mancha.
La naturaleza: la toma a tierra manchega
La Ruta del Vino de La Mancha despliega
sus brazos por una tierra llena de caminos que te llevan por paisajes
en constante evolución. Descubrir por qué a Villarrubia de los Ojos se
le conoce como el mirador de Castilla La Mancha es un buen reto para el
verano. Sus rutas de senderismo atraviesan campos de olivos y viñedos,
enmarcados por la Reserva Biosfera Mancha Húmeda.
Esta tierra es área de importancia para
la recuperación del lince ibérico, el buitre negro y el águila
imperial, por lo que caminar por sus senderos es explorar un entorno
extraordinario. Los Ojos del Guadiana, el Parque Recreativo Gigüela o el
LIC Montes de Toledo son solo algunos de sus atractivos naturales, que
combinan a la perfección con una ruta por el Humedal de Don Quijote de
Pedro Muñoz, la laguna de La Veguilla en Alcázar de San Juan o la Laguna
de Salicor de Campo de Criptana. Es la Ruta del Vino de La Mancha de
los amantes de la naturaleza.
Si además de naturaleza y enoturismo se
busca un poco de patrimonio, la ruta hacia el castillo de Peñarroya, en
Argamasilla de Alba, es toda una aventura al alcance de todos los
públicos, pues a pie o en bicicleta se puede llegar hasta esta
fortificación del siglo XII (acceso gratuito), con ermita, aljibe, foso y
humilladero, que se levanta sobre las aguas turquesa del río Guadiana y
sirve de entrada al Parque Natural de las Lagunas de Ruidera.
Gastronomía de calidad con productos de proximidad
En cualquier punto de la Ruta del Vino
de La Mancha los bocados saben a respeto por la tradición y el paso del
tiempo. Tierra de caza mayor y menor, azafrán, olivos, cereales y vino…
nada falta en la mesa de quien se sienta a comer en La Mancha. Todo son
recetas hechas con productos de proximidad y conocidas en todo el mundo
gracias a su mención en Don Quijote de La Mancha.
Pistos, migas, gachas o gazpachos que
llevan de base el tomate moruno de Socuéllamos, de características
únicas. El queso manchego, un moje, una pipirrana o cualquiera de las
recetas populares de los fogones manchegos que los bares, restaurantes y
bodegas de la Ruta del Vino de La Mancha reinterpretan para satisfacer a
los paladares más selectos.
Para amantes de lo dulce, cualquier
postre con almendra, unas torrijas, unas tortas de Alcázar de San Juan o
un salto al convento de las Clarisas de El Toboso, para hacerse con
unas pelusas o unos caprichos de Dulcinea para merendar.
El mejor enoturismo: catas entre viñedos, al fresco de las cuevas y bodegas
Amanecer rodeado de viñedos en tierra
de hidalgos y caballeros es uno de los placeres que uno puede darse si
está de vacaciones en la ‘Bodega de Europa’. El envero es el espectáculo
natural que esta tierra ofrece al viajero en verano: la uva engorda en
la vid, cambia de color y aumenta su dulzura al tiempo que afina su
piel. Probarla de la misma vid es un regalo.
El olor del campo en la mañana invita a
un desayuno con pan de pueblo y aceite de oliva de las almazaras de la
tierra; Invita a una visita temprana en cualquiera de las 19 bodegas de
la Ruta del Vino de La Mancha. Charlar con bodegueros y abrigarse al
fresco de las bodegas, mientras se disfruta de una cata de vinos y de un
bocado de gastronomía manchega. Un paseo en 4x4, una ruta por los
bombos que salpican el paisaje manchego o música en directo con vino
bajo las estrellas en las noches de verano que organiza el Museo Torre
del Vino de Socuéllamos.
Porque el enoturismo en la ‘Bodega de
Europa’ es mucho más que vino y bodegas. Son las tinajas de barro de
Villarrobledo, producto de una artesanía ancestral única en el mundo; es
ser testigo de cómo se hace vino en ellas. Son las cuevas-bodega que
recorren la ciudad subterránea de Tomelloso, nombrado Mejor Municipio
Enoturístico 2022; son las chimeneas de hasta 45 metros de altura que
recuerdan que esta tierra es referencia mundial en la producción de
alcohol vínico. Esta tierra es la Ruta del Vino de La Mancha.
{{comentario.contenido}}
"{{comentariohijo.contenido}}"
Domingo, 4 de Mayo del 2025
Domingo, 4 de Mayo del 2025