Kike Macías presentó la gala final de los monólogos que volvió a reunir a numeroso público este sábado en los Jardines del Parque. El respetable agradeció que también subiera a las tablas, José María Perona, “El Jaro” para ofrecer una genial parodia sobre las páginas de contactos en internet. El Jaro cambió este año su rol de concursante por el de miembro del jurado, pero afortunadamente no nos quedamos sin su actuación que, como suele ser habitual, incluyó una tronchante poesía al final. Y a gran altura estuvo también el presentador  para componer una gran noche de comedia. A diferencia de anteriores ediciones, los concursantes tuvieron que ofrecer un monólogo diferente en la final.

Lord Víctor fue el primer concursante en subir a las tablas para parodiar una desternillante situación sobre la existencia de fantasmas y monstruos en su domicilio y sus curiosos métodos para desactivarlos. Pero el nivel fue subiendo con la presencia de un gran Antonio Moya que plasmó genialmente las diferencias entre lo que eran las relaciones entre padres e hijos de antes y ahora. Y se fue viendo venir que el ganador sería Mario Mechón, con su torrente de recursos cómicos, caricaturas y situaciones disparatadas que fue contando a una velocidad vertiginosa. Fueron clavadas sus imitaciones del Rey Emérito y puso broche a sus actuación con una canción.  El ganador dedicó el premio a su mujer, Lucía Almarcha. 

La camisa del bueno de Pepe Torres fue blanco del sarcasmo de alguno de los monologuistas, pero el hombre que trajo a su inolvidable “Corrala” a los mejores cómicos del país se lo tomó de la mejor manera. Reía todo el mundo, pero más que nadie las espectadoras de la primera fila que se lo han pasado en grande en este certamen. Esa carcajada continua de Alicia Avendaño y sus amigos son prueba clara del éxito de este certamen.

Al final, el jurado, que presidió el concejal de Festejos, Manuel Marquina, subió al escenario para entregar los premios. Los concursantes agradecieron la buena respuesta de  público y su apoyo a la comedia, recomendando que no dejen pasar un solo día de sus vidas sin reír.