En una efemérides señalada, hasta hace poco era la que marcaba la edad de jubilación, han sido muchas las personas que han querido estar al lado de alguien que, parafraseando a Machado, es en el buen sentido de la palabra  bueno, y que después de una vida no siempre agradable y fácil, merece momentos como el de hoy. 

El alcalde Javier Navarro y concejales de la actual Corporación y anteriores le llevaban esta mañana una tarta a su residencia San Víctor. Se ha emocionado el bueno de Polito con el detallazo y sin apenas poder articular palabra ha agradecido el cariño que le dan las monjas del Asilo, los empleados y empleados de esta gran institución y, por supuesto, a los componentes de la peña Los Canutthi, maravillosos ángeles de la guarda que se encontró en el camino. Allí ha estado también el que fuera alcalde, Clemente Cuesta y otras personas que profesan un especial respeto a una persona que se hace querer porque es auténtico, sin dobleces de ningún tipo. 

Los Canutthi han alargado en el homenaje en el Triana donde le han cantado el cumpleaños feliz y le han hecho varios obsequios; unos tirantes, prenda que usa con frecuencia, y una fotografía enmarcada que le ha regalado Miguel García. Las lágrimas han sido inevitables, pero pasado el trago de la emoción  ha compartido bebida y aperitivos con sus buenos amigos, ha bailado, ha lanzado algún comentario político jocoso, ha augurado que su Barsa ganará la liga y, sobre todo, ha disfrutado.

Polito forma parte del paisanaje de la ciudad. Los vecinos lo ven cada día andar a buen paso en dirección al Centro de Salud donde recoge las recetas que alivian la vida de nuestros mayores;  otras veces enfundado en una bufanda auriverde de su Atlético Tomelloso; con un aparato de radio pegado a la oreja cada domingo siguiendo las incidencias futboleras;  alguien que gusta de cumplir en muchos funerales y que siempre pone esa nota de espontánea simpática en cualquier acto o evento de Tomelloso. 

Aquel niño canijillo que iba enganchado al puesto de chucherías de su padre, que fue al colegio Almirante Topete y que tanto nos hace reir en los carnavales, se nos va haciendo mayor, pero todavía le queda trecho por delante al bueno de Ángel para suerte propia y la de todos los que hemos tenido la suerte de conocerlo.