Cincuenta años, casi veinte mil días con sus noches de vida durante los cuales a tantas personas vio nacer y morir entre ella a mi padre….las más de las veces curar. ¡Cuántas luces supo encender en la oscuridad de nuestras enfermedades! ¡Cuántas vidas de profesionales dedicadas a restañar nuestra salud, cuantas vigilias vividas en el silencio de la noche, noches vivas, esperando al amanecer!

A la antigua Residencia Hospital de Alarcos…le da igual ya que sea de día o de noche porque ya no espera que amanezca ningún día. Allí sigue esperando la sorpresiva piqueta que algún día le hincará su gigantesco diente;…tan sólo el Centro de Urgencias parece querer dotarlo aún de algún pulso. El enorme edificio, acogedor en otro tiempo de millones de historias tan nuestras, desaparecerá del paisaje de la Barrida de Pio XII. Desde ese momento, todo por allí será distinto.