A Francisco, Victoria y Mari Carmen
Primerizo en la cola del verano,
un sonido
embozado me despierta.
Picotea en las hojas de la parra.
Hace ya medio siglo
que no llueve.
En los tibios rincones,
bajo el porche,
late aún el recuerdo
de las vides
arañando la anchura de la Mancha.
Un rumor de molinos lo sostiene
por los aires que mueren
en Castilla,
sobre el ocre profundo y poderoso
de los versos de Eladio.
Vendimia el tiempo en su tinaja oscura el
mosto y los retazos de esperanza
con que guarda su cueva el portalón
y las calles irradian
mansamente.
Aire nuevo el pasado en su posada.
Un laurel por venir la alfombra roja.
Recién parida está la mies del éxito.
Hay soles convocados en la altura
y un eco de calesa en la abundancia.
Con ínfulas de hijo predilecto
tiene un pálpito Plinio. Pasa el tren.
Nadie puede apagar el recio ahínco
de esta tierra de luz sin miradores.
Se adivina
un olor a tierra húmeda
bajo el ojo fiestero de la luna.
En la atenta bodega, en la loable
cercana ceremonia
del aplauso,
fermenta la acogida en gratitud
cuando agosto se luce en Tomelloso.
Salvador García Ramírez.
Septiembre de 2023.
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Domingo, 11 de Mayo del 2025
Domingo, 11 de Mayo del 2025