El
cine es un magnífico espectáculo un agradable y entretenido pasatiempo que siempre
deja algo novedoso en la retina, que esa es la esencia, el objetivo que
pretende cualquier arte.
Pertenezco
a una generación en la que el cine fue casi el único entretenimiento, junto al
fútbol, del que podíamos disfrutar. Recuerdo los históricos cines Proyecciones,
Cervantes, Castillo y el último transformado en teatro, “El Quijano”. Asistí a
todos ellos, en todos ellos disfruté, soñé y me emocioné ante aquellas
superproducciones de Samuel Bronston como Ben-Hur, Los Diez Mandamientos…u
otras como West Side Story, Un Hombre y Una Mujer…la Conquista del Oeste, Siete
Novias para Siete Hermanos, La Taberna del Irlandés, las producidas por la
factoría Disney…y tantos títulos que siguen siendo consideradas obras maestras
del séptimo arte.
La
pandemia pasó una factura brutal a las salas de cine. La disminución de
asistencia para ver las películas en la gran pantalla, que sigue siendo su
espacio tradicional y natural, padeció un declive quizá propiciado también por
la gran oferta de series que pueden verse sin salir de casa con esas enormes y
extraplanas televisiones que convierten el salón o el dormitorio en una sala de
cine sin horarios.
La
crisis llevó hace meses al cierre de una planta en el único edificio donde
poder ver películas en nuestra ciudad así como de varios locales dedicados a la
gastronomía allí instalados ofreciendo una imagen de oscuridad y cierta
tristeza. No obstante soy de los que siguen yendo al cine con frecuencia, haga
frío o calor, en verano y en invierno.
Innumerables
pues las películas de todos los géneros que han pasado ante mi vista cintas de diferentes
presupuestos, con muy distintos niveles en la realización e interpretación; solamente
he dejado de asistir cuando la cartelera no ofrecía nada medianamente
interesante, que ha habido semanas de cierto desierto en cuanto a calidad.
Sin
embargo vengo observando que la asistencia al cine afortunadamente va en aumento.
Hacía tiempo que no asistía a películas con la sala prácticamente llena. Quizá
sea debido a la calidad y reclamo de ciertas películas que debido al éxito de
taquilla permanecen varias semanas en la cartelera. Y es que manteniendo la
teoría de que el cine en casa resulta ser más cómodo, los posibles espectadores
suelen responder de manera numerosa ante películas con carácter de espectáculo.
Y eso únicamente puede disfrutarse ante la gran pantalla.
¡No
dejemos que mueran las salas de cine! Acabaría un espacio histórico, mítico en
el que durante unas horas asistimos o penetramos en una realidad siempre
atractiva y a veces sorprendente. Estas líneas son un reclamo para mantenerlas
abiertas.
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Miércoles, 30 de Abril del 2025
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