Torrubia del Castillo es una localidad conquense cercana a
Honrubia que cuenta con menos de cien habitantes que vive por estas fechas una
gran preocupación ante el cierre del único bar que permanecía abierto. Un
problema que no es exclusivo, ni será el último en nuestra España vaciada donde
en los últimos veinte años el número de municipios con menos de cien habitantes
ha aumentado un 47%. Ante la disminución de la población, el aumento de
la edad y la falta de relevo generacional a ambos lados de la barra, la continuidad
de estos lugares de encuentro y ocio resultan inviables.
Quienes conozcan la cotidianidad del trascurso de los días en
estos pequeños pueblos, la existencia de algún bar resulta ser algo esencial
para la vida de sus habitantes. Lugar de encuentro y de charlas sobre temas más
o menos graves, los bares en estos y otros municipios de mayores dimensiones,
son a modo de conciliábulos donde cada cual se expresa como sabe y
quiere.
La costumbre de frecuentar los bares en cualquier día de la semana
la llevamos en los tuétanos. Podrá cambiar la decoración, la oferta…pero la
esencia siempre es la misma, un lugar donde al atravesar la puerta nos
convierte en seres más sociales, afables, relajados e iguales.
De todos ellos me quedo con los clásicos bares de barrio, aquellos
que abren al amanecer y en los que el camarero suele ser a la vez el
propietario. Son esos bares no muy grandes, bares de toda la vida, con sabor y
olor propio, que se encuentran situados junto a los mercados de barrios con
sabor añejo. Bares a modo de ágoras griegas o foros romanos donde cada mañana
se dirimen los más variados asuntos, superfluos o algo más serios. La cantidad
de soluciones que se dan diariamente a los distintos temas de actualidad, desde
el penalti no pitado, hasta la ocurrencia de algún político, todo ello de
manera fresca, afable, desinteresada a la vez que apasionada, en donde las
distintas opiniones van y vienen volando por la barra aterrizando en las tazas
de los cafés o carajillos, matadores del gusanillo mañanero…
Bares estos, en los que no pocos van también para ahogar sus penas
o ser oídos en la confidencialidad de un confesionario donde una vez fuera se
olvida lo tratado. Bares a los que de manera habitual acuden los de siempre,
para hablar de lo de siempre, llegando siempre a las mismas soluciones de
siempre.
Lugares en los que su propietario está dispuesto a ser, además de
camarero, árbitro de las conversaciones y discusiones, haciendo que su bar se
convierta todos los días en una espita de los problemas con que cuenta el
pueblo.
{{comentario.contenido}}
"{{comentariohijo.contenido}}"
Lunes, 30 de Junio del 2025
Lunes, 30 de Junio del 2025
Lunes, 30 de Junio del 2025
Martes, 1 de Julio del 2025