La multitudinaria manifestación celebrada en Madrid, impresionante por su magnitud creo que ha sido para Pedro Sánchez algo esperado, ya asumido con anterioridad y en consecuencia descontado, nada que pueda afectar por tanto a sus futuros planes de gobierno y a su estrategia política. El nuevo presidente sabe de manera harto sobrada que lo es contra el deseo explícito de doce millones de electores, que a día de hoy bien pueden ser más, quizá arrepentidos de haberlo votado, …de manera que el hecho de haberse concentrado en el mejor de los casos un millón de ellos …significa que a La Cibeles y sus aledaños ha asistido sólo una nutrida representación.
Pedro Sánchez, está, sigue en sus cosas que no son otras que contentar a sus socios de investidura manteniendo las múltiples cuestiones pactadas, controlar el poder judicial y encontrar un interlocutor “válido” que sirva de tutor en la agenda de su gobierno. Cuestiones todas ellas, según él, de auténtico interés general para los cerca de cincuenta millones de españoles y españolas.
Pero no son estas las únicas cosas en las que Sánchez está ahora sumido. También lo está en el tema económico social, en frenar el descontento de esos votantes que se han sentido burlados con las promesas realizadas antes de las elecciones y las que le han procurado la investidura. En pocas palabras, en mejorar las ayudas a los jóvenes y las nóminas y pensiones a final de mes, que en definitiva y para muchos españoles es, desgraciadamente, lo único que cuenta, que lo demás…es algo que consideran mucho más lejano y quizá ajeno.
Y es aquí donde viene la pregunta: ¿Qué porcentaje y grado de interés, suponen para los que han votado a Sánchez, temas como la unidad de España, la amnistía, el referéndum, el límite presupuestario, es decir, los dineros que tenemos, la independencia del Poder Judicial, que Otegi pueda ser Lendakari, que se amnistíen también a todos los participantes del llamado proceso soberanista, y que haya tenido sobre alguna de estas cuestiones continuos cambios de criterio…?
Esta es la cuestión cara al futuro. Es en esto en lo que Sánchez está ahora inmerso; lo demás, si acaso lo dejará para dentro de cuatro años, salvo que Puigdemont considere lo contrario, cuestión que no parece nada probable, al menos a medio plazo; que las cosas se consiguen poco a poco y a su debido tiempo.
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Sábado, 12 de Octubre del 2024
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