Este desarrollo energético de más de 300 hectáreas medioambientalmente sostenible, se complementa con una serie de medidas de restauración del entorno. 

En este caso, se han dispuesto algo más de 2.200 especies, en una plantación que incluye en su mayoría encinas acompañadas de su base arbustiva compuesta de coscoja, espino y jazmín.  

Se trata de variedades adaptadas climáticamente a los extremos fríos y calurosos de La Mancha, una oscilación térmica muy amplia, que además sufre de unas precipitaciones muy escasas. 

Los trabajos previos al frío y heladas que implican la parada vegetal han conllevado la preparación en las semanas previas del terreno con su laboreo y subsolado. 

La plantación se ha llevado a cabo con ahoyado manual donde albergar la planta, que es abonada para posteriormente tapar bien las raíces. Por último, se le añade un protector para la fauna salvaje del lugar y se le aplica un riego de implantación.