Muchas de mis reseñas son de producciones estadounidenses o españolas, casi obvio por completo que en Europa también se hace muy buen cine, véase en Anatomía de una Caída, pero de los muchos directores de cine europeo ninguno me ha cautivado tanto como Michael Haneke y la que considero una de sus mejores obras: La Cinta Blanca.

Para entender esta producción primero tenemos que saber quién es su autor y su estilo.

Haneke nació en Múnich en 1942. Hijo de actores alemanes divorciados, antes de hacer cine decidió estudiar filosofía y psicología en la Universidad de Viena y poco después de graduarse se convirtió en crítico de cine y en dramaturgo. En 1989 hace su primer largometraje: El Séptimo Continente, años después estrena El Video de Benny y se consagra como uno de los mejores cineastas y no es hasta Funny Games cuando consigue calar en el público estadounidense. En 2012 estrenó Amor llevándose de nuevo la Palma de Oro en Cannes y el Oscar a Mejor Película Extranjera. En 2013 fue galardonado con El Premio Príncipe de Asturias y en 2017 estrenó Happy End, su última película y finalmente retirándose del medio.

Su cine se divide en dos etapas: la etapa austríaca con las cintas previamente mencionadas y su etapa francesa con películas como Código Desconocido, La Pianista y Amor. Las claves de su estilo es hacer pensar al espectador, rompiendo los convencionalismos para lograr un distanciamiento brechtiano, además renueva en el concepto de violencia siendo provocador en ciertos momentos, sin esterilizarla ni volviéndola espectacular, por supuesto todas sus cintas tienen mensajes a modo interpretativo para el público.

La Cinta Blanca nos sitúa en víspera de la Primera Guerra Mundial, en el pueblo ficticio de Eichwald, al este del Elba donde existe una fuerte represión económica y social por parte de sus pueblerinos. En este lugar encontramos a muchos personajes sacados como si se tratase de una obra de teatro, tales como el barón, los campesinos, el maestro de escuela y el párroco protestante y sus hijos. Cierto día empiezan a ocurrir extraños sucesos que involucrarán a todo nuestro elenco.

Muchos pensaréis que la trama es descubrir al culpable de los crímenes, pero no es como creéis. A lo largo de la cinta exploramos a los distintos personajes siendo los más importantes el párroco por la forma que educa a sus hijos de forma severa incluso poniéndoles una cinta blanca representando la Inocencia y el Maestro que además nos relata la historia a modo de narrador.

Haneke explora la psicología humana como ningún otro director en esta película dándonos a fuego lento las diferentes tramas que involucran un ciclo de odio constante.

He mencionado previamente los mensajes que incitan al espectador a pensar y a debatir. Esto es una interpretación a modo subjetivo: Teniendo en cuenta que toda la acción se desarrolla en vísperas de la Gran Guerra y la temática principal es el modo en que los adultos educan a los niños, esta es la semilla de odio que germinará provocando que esos infantes se conviertan en futuros Nazis, arrebatándoles la infancia, la humanidad y la inocencia.

Por poner una referencia me gustaría destacar el manga y posteriormente su adaptación al anime Monster de Naoki Urasawa. Al igual que Haneke, Urasawa explora también el conflicto, la psique humana y el pasado como algo a tener en cuenta y como se crean los monstruos. Sin embargo, Monster se narra en La Guerra Fría, en la Alemania Occidental y Oriental. Sus personajes reflejan las cicatrices del pasado y sobre todo su antagonista principal: Johan, el monstruo creado por la propia sociedad desalmado y sin corazón.

En definitiva, es imposible no recomendaros esta película a pesar de su ritmo lento y pausado y en ocasiones sin que ocurra nada especial, sobre todo por su mensaje que os dejará con más preguntas que respuestas y en especial por las grandes interpretaciones de su elenco y su guion trabajado. Además, ganó la Palma de Oro en Cannes en el año 2009. Podéis encontrarla en Filmin, la plataforma donde está todo el cine.