Félix Hurtado y Pilar Blanco, muy conocidos en la ciudad por el asador de pollos que ambos regentan en la avenida Juan Carlos I, son los actuales propietarios de esta cueva que alberga cuatro tinajas de barro de unas 270 arrobas de capacidad y que presenta un impecable estado de conservación. Adquirieron una antigua vivienda que demolieron para construir una piscina, pero con buen criterio, decidieron conservar la cueva. Limpiaron a fondo, arreglaron la escalera y encalaron las paredes y techo para dejar la construcción en perfecto estado, aunque reconocen que no bajan mucho a ella. Está a unos ocho metros de profundidad.

Accedemos a la cueva y  nos saluda un cuadro de la Virgen de  las Viñas. La escalera es ancha, con una ligera  curva hacia la derecha, presenta un techo abovedado y en uno de sus lados exhibe una bonita colección de bombonas. En el lado contrario, hay una pequeña fresquera y de las paredes cuelgan algunos  curiosos aperos.  Las tinajas están unidas por empotres de yeso y arcilla y están iluminadas en su parte más baja con unos focos. Nos llama la atención la forma cuadrada de la cueva, con paredes en las que no hay desprendimientos. Según explica nuestro experto tinajero, José María Díaz, la razón es que las paredes son de arcilla dura, de ahí que se hayan quedado grabados los golpes de pico.

El techo aparece en la tosca pura en una zona de la ciudad  que tiene mucho grosor. Esta horadado por el estrecho desgarre de la lumbrera que enseña las distintas capas de terreno contra las que lidiaban los picadores.  Otro de los elementos es el pocillo que recogía el mosto que pudiera derramarse. José María explica que la intención de los primeros propietarios era haber introducido más tinajas. Además de las cuatro tinajas mayores, hay dos más pequeñas, las del vinagre y gasto. La boca de una de ellas está cubierta con una tapa de mimbre.

Ya fuera de la cueva, vemos un antiguo rodillo de era que los propietarios trajeron de unas eras de Campo de Criptana y que da todavía mayor autenticidad a todo lo que vemos. Y auténtica y sincera es la hospitalidad de este matrimonio con el que hemos pasado una agradable velada.