Según el informe de EY Inshigts, Real Estate (área Strategy and Transactions), el número total de personas sin hogar en España ha crecido un 24,5% en los últimos diez años, hasta alcanzar la cifra de 28.552. "El Sinhogarismo consiguió algo más de atención de la sociedad y de los poderes públicos los meses de confinamiento durante la Pandemia del COVID, pero tras ese período, las personas en esta situación han retornado al tradicional olvido ciudadano", afirman.

Los diputados populares se vienen comprometiendo en poner voz a personas y colectivos que no siempre disponen detrás de ellos de una fuerza social, un grupo de interés económico o simplemente asumen la condición de minorías en riesgo de exclusión con escasez de habilidades de interlocución con los poderes públicos, como sí suelen tener colectivos profesionales o ciudadanos articulados. Las personas sin hogar se sitúan en el último escalón práctico de la organización social, y es verdaderamente preocupante que se destinara a ellas desde los poderes públicos algo más de atención, cuando se les miraba con recelo como posibles portadores en los meses de la pandemia. "Las personas sin hogar no deben ser miradas como un objeto de control, han de ser vistas como un colectivo necesitado de protección. Un Estado social que no vela expresamente por los más débiles es un fracaso en organización y dignidad colectiva", afirman.

Fúnez y Belda vienen denunciando la hipocresía del gobierno socialista por el manoseo continuo de un buen número de problemas sociales a los que se les otorgan medidas de forma, nunca de fondo. "Las recetas económicas de los actuales gobernantes están generando un progresivo empeoramiento en las clases medias y bajas de nuestra provincia. El deterioro de buena parte de los servicios sociales y prestacionales se concilia poco con el argumentario de supuesto compromiso gubernamental con los desfavorecidos", señalan.