La vicesecretaria general de la Unión General de Tomelloso,
Cristina Antoñanzas, está este lunes en Tomelloso impartiendo un taller de
corresponsabilidad a los delegados del sindicato en la comarca. Amablemente
atiende a este medio en una de las pausas de la acción formativa. Hablamos de brecha
salarial, de corresponsabilidad, de la necesidad de los sindicatos y de la
lucha sindical. Considera necesario la dirigente sindical abordar la reducción
de jornada; la subida del SMI es otra de las reivindicaciones de UGT, así como
el encarecimiento de los despidos.
—¿Avanza la corresponsabilidad social en la sociedad
española?
—Legalmente esta habiendo muchas medidas, muchos reales
decretos, que van en ese sentido, pero lamentablemente los datos son muy
tozudos. A pesar de tener las herramientas, esos datos nos dicen que aquí en Castilla-La
Mancha el 85 por ciento de las excedencias y las reducciones de jornadas por
cuidados de mayores y menores las solemos solicitar las mujeres en un 85 por
ciento, frente al 15 por ciento los hombres. Lamentablemente no solo basta con
la ley. Las mujeres tenemos salarios peores, trabajos peor remunerados, así,
cuando en una casa hay que reducir un sueldo se hace con el menor. Eso se sigue
perpetuando, aunque vamos avanzando, pero muy lentamente.
—¿La brecha salariar es real? Desde algunos sectores se
defiende su inexistencia alegando que en puestos iguales se cobra lo mismo…
—Nosotros establecemos la brecha salarial con salarios
anuales brutos. Está claro que si un hombre y una mujer en el mismo puesto, con
la misma antigüedad y los mismos pluses cobraran diferente no es desigualdad es
discriminación y estaríamos hablando de una infracción. Pero no hay que
analizar solo eso… Por ejemplo, quien tiene contratos parciales, no deseados en
la mayoría de las ocasiones, somos nosotras. ¿Quiénes nos hemos incorporado más
tarde al mercado laboral? Nosotras. Si queremos ascender, esos puestos
requieren más dedicación, disponibilidad horaria o de viajar. Si somos las que
cuidamos, no podemos acceder a esos trabajos. Eso es una traba más que tenemos
las mujeres y es de lo que hablamos cuando nos referimos a brecha salarial.
Ocupamos los puestos inferiores de una empresa, no porque no tengamos
preparación ni titulación —ya hay más mujeres que hombres— para desempeñarlos,
sino porque no nos dan la posibilidad.
—¿Veremos una mujer al frente de un sindicato?
—Eso llegará como llega en todos los sitios, y lo hará de
manera natural. Tenemos compañeras secretarias generales de comunidades o de
federaciones. Tarde o temprano habrá una mujer secretaria general de UGT, como
habrá una mujer presidenta del gobierno.
—¿Cuáles son las reivindicaciones actuales de los
sindicatos, de UGT concretamente?
—Nos estamos peleando con la subida del Salario Mínimo
Interprofesional. Pero ahora estamos abordando una cuestión muy importante que
es la jornada laboral. Llevamos más de cuarenta años trabajando las ocho horas
al día habituales, que sabemos que se trabajan mucho más en algunos sectores.
Creemos que de una vez por todas hay que abordad las reducciones de la jornada
laboral para llegar a las 35 horas que pedimos nosotros, aunque sabemos que hay
que alcanzarlo de manera paulatina. Obviamente sin reducción de sueldos. Hemos
denunciado al estado español en Europa a cuenta del despido, estamos a la
espera de la resolución. Creemos que en España es muy barato despedir.
—De un tiempo a esta parte se ha introducido en algunos
discursos políticos que los sindicatos son innecesarios, ¿qué le parece?
—Quien piense así está totalmente equivocado. Los sindicatos
fuimos la resistencia ante las últimas crisis, con huelgas generales y
movilizaciones. Posteriormente, eso se ha puesto de manifiesto con el Covid. A
los acuerdos a los que llegamos sindicatos, empresarios y Gobierno para proteger
a millones de trabajadores y trabajadoras de este país y a miles de empresas y
permitir que el tejido productivo se reactive. Somos necesarios porque seguimos
peleando por nuestros compañeros y compañeras, aunque los derechos están, hay
que seguir resistiendo. Yo le diría a quien piense que no hacemos falta, que no
tendría ni siquiera la jornada de ocho horas, no tendría vacaciones, ni los permisos
de los que estamos hablando hoy en Tomelloso.
—¿Por qué no se traslada a la nómina la buena situación
de la economía española?
—La economía española es actualmente una de las mejores de
Europa, cuesta mucho que lo percibamos los trabajadores y trabajadoras. Tenemos
a los empresarios con reticencia a subir los salarios. Para eso también somos
necesarios los sindicatos. Hemos conseguido presionar al Gobierno para que contuviera
los precios de la luz o los de determinadas materias primas. Falta que esos
beneficios se trasladen, sobre todo en salarios, pero también en condiciones
laborales.
—La provincia de Ciudad Real cuenta con una aparente paz
social, ¿no es así?
—La paz social siempre es buena. En esta provincia se están
firmando buenos convenios, coherentes y en línea a lo que hemos rubricado a
nivel estatal en el acuerdo de negociación colectiva. Eso significa que en Ciudad
Real hay empresarios y empresarias que son coherentes, aunque alguno se nos
vaya, y saben que, si sus trabajadores y trabajadoras tienen bueno salarios y
buenas condiciones laborales, la empresa va bien. Es una torpeza por parte de
un empresario pensar lo contrario, si estamos bien somos más productivos y las
empresas tienen más beneficios.
—UGT está presente con UPA en las movilizaciones agrarias…
—UGT está de acuerdo con lo poco que se valora el campo y
sus trabajadores. Nuestra organización UPA ha estado al frente de todas las
movilizaciones para conseguir que de una vez por todas a los agricultores se
les pague lo que cuesta producir. Pero tenemos dos partes, la de los
empresarios agricultores y la de los trabajadores y trabajadoras del campo. Hay
comunidades autónomas de España en las que no se cumple el convenio del campo,
donde no les pagan ni el SMI. Esos agricultores que no cumplan podrán
manifestarse donde quieran, pero ahí no va a estar la UGT. Por otro lado, les
pediría a los autónomos y pequeños agricultores que no equivoquen el tiro. Está
claro que España está donde está gracias a Europa y la PAC, el Gobierno podrá
hacer algunas cosas y las está haciendo, al igual que las comunidades. Pero son
las grandes distribuidoras las que encarecen el precio final de los productos que
llega a los consumidores y les pagan una verdadera miseria a los agricultores.
Hay que conseguir que se cumpla la Ley de la Cadena Alimentaria y que no se
venda por debajo de coste. Ahí nosotros vamos a estar.
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Domingo, 5 de Mayo del 2024
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