Mari Fe Sevilla apura sus últimos días al frente de su tienda de lencería y lanas en la calle Don Víctor. Unos grandes letreros en el escaparate anuncian liquidación por cierre, y a tienda llegan las clientas y clientes que, inevitablemente,  le comentan como afronta su jubilación y le desean toda la suerte del mundo en su nueva etapa. Mari Fe empezó con catorce años como empleada en la  tienda que tiene su origen en Lanas Quintín, aunque cuando ella entró el establecimiento era ya Lanas Salas, regentado por un comerciante de Tarrasa.  Cuando el empresario catalán decidió cerrar el negocio, Mari Fe y sus compañeros Enrique y Amalia Martínez decidieron continuar con la tienda,  aunque desde mediados de los años ochenta ya se quedaría sola al frente de la tienda.

Cuando echa una mirada atrás a una trayectoria tan larga, Mari Fe asegura que “la tienda ha sido parte importante de mi vida. Me ha gustado mucho mi trabajo, me he entregado todo lo que he podido, y aunque como en cualquier trabajo surgen problemas y dificultades, lo he llevado siempre muy bien. Es un trabajo de cara al público en el que he disfrutado mucho por esa relación tan cercana con la gente”.

La responsable de Galería de Lanas Mari Fe asegura que ha tenido una clientela muy fiel. “Por la tienda han pasado madres, hijas, incluso nietas. En un momento me pude plantear haber llevado a cabo una renovación del negocio, buscando atraer una clientela más joven, pero por unos u otros motivos no lo hice”. Se siente orgullosa de haber defendido una tienda que ha sobrevivido a esas amenazas que se han ido cerniendo sobre el pequeño comercio: grandes superficies y venta on line. “He mantenido mi línea de comprar a fabricantes españoles y creo que mantener esa línea ha ayudado a que la tienda haya funcionado a pesar de esa creciente competencia. La gente ha venido siempre a comprarme y, después de tantos años, no tengo stocks retrasados de ropa. Le he podido dar salida a todo”, señala.

Mari Fe Sevilla descubre algunas de sus estrategias que le han permitido consolidar su tienda, unas estrategias en las que ha combinado esfuerzo e ingenio. “Es evidente que todo el género que compras para una temporada no se vende. Pero cuando ha llegado el año siguiente he intentado también vender lo anterior, aunque fuera perdiéndole algo. De hecho, en mi tienda me conocen mucho por esto, por los descuentos del año anterior que me han funcionado muy bien”.

Abordamos la evolución de la ropa interior, de mujer y hombre,”cuando empecé había un modelo de pijama para hombre y otro para mujer, pero con los años la ropa interior es un mundo inmenso. He trabajado con muchos fabricantes para tener el mejor surtido posible. Una mujer, por ejemplo, que venía a ver medias a mi tienda no se iba sin medias porque le enseñaba muchas referencias y modelos”.  

Caso diferente es el de las lanas “donde vinieron épocas muy malas porque en Tomelloso hubo épocas malísimas. Se abrieron muchas tiendas de las marcas piloto, pero la gente no hacía punto y la lana empezó a desaparecer. En Tomelloso muchas mujeres se ganaban un dinero con una máquina de tejer, haciendo las cosas a medida, pero se fue acabando. Afortunadamente, además de la lana, yo tenía otras artículos y pude ir hacia delante, incluso con la propia lana, porque me quedé prácticamente sola al ir cerrando las otras tiendas”.

Mari Fe cierra un negocio que no podrá tener continuidad en la familia. “Mi hijo Loren trabajó de viajante por mediación mía con un almacén que yo conocía y mis hijas estaban casi siempre aquí y acabaron conociendo el negocio tan bien como yo. Pero eligieron estudiar y quizá ese fue el motivo que no acometiera esa renovación que hubiera necesitado la tienda. Tampoco  he pensado en traspasarla y por esta razón he liquidado todo”.

Afronta con tranquilidad la etapa que le llega, sin miedo a ese cambio brusco de estar trabajando a no hacerlo que no todo el mundo encaja de igual manera. “La vida siempre trae cambios y yo tengo una mentalidad positiva para afrontar lo que venga. Todo lo que empieza tiene un final y hay que asumirlo sin ningún temor”,concluye diciendo.