Revista

Papá, ¿por qué somos del Atleti?

Realizamos la famosa pregunta en la comida de hermandad de socios de la Peña Atlético de Madrid de Tomelloso

Carlos Moreno | Lunes, 26 de Marzo del 2018
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Es Domingo de Ramos, no hay campeonato de liga, pero los animosos colchoneros de la Peña Atlética de Tomelloso se preparan para vivir un día muy especial. Los socios van a compartir una comida de hermandad en la cocinilla de la panadería de Feliciano Martínez, acogedor lugar que, un año más, Lorenzo Martínez ha puesto a disposición de la peña. Mientras Nati se aplica con las suculentas paellas van llegando atléticos de todas las edades, algunos ataviados con camisetas, bufandas o cualquier otro signo distintivo de su pasión colchonera. Llegan también atléticos de la Puebla de Almoradiel.

El día es perfecto para que el periodista trate de sacarle jugo a la famosa pregunta con la que la agencia de publicidad Rusmore basó una campaña de promoción del club, en los primeros años dos mil, momentos delicados para los rojiblancos que pasaron el amargo trago de ver  como su equipo descendía a segunda y se caía bruscamente del pedestal de los grandes equipos de España y de Europa. A la vista está que aquella terrible etapa está felizmente superada, pero paradójicamente fue en las malas  cuando los aficionados atléticos más reafirmaron su sentimiento atlético.  “Papá, ¿Por qué somos del Atléti? le preguntaba un niño a su padre dentro de un coche.  El padre con gesto sorprendido no supo que responder, mientras en el anuncio aparecía un texto que decía, “es difícil de explicar, pero es algo muy grande”.

Pues bien, con la pregunta de aquella inteligente campaña,  el periodista ha ido incordiando un poco a los atléticos de Tomelloso durante los postres de la comida. “Soy del Atleti por mi madre y caminero”, responde Miguele, joven atlético, que acto seguido añade “y también por fastidiar un poco al Madrid”. Santi Izquierdo no recuerda el momento y la razón por la que naciera su pasión atlética. “Quizá por José Eulogio Gárate”, me dice. A su lado, el presidente, Antonio Treviño nos da sus razones. “Soy atlético por mis abuelos y, por supuesto, por mi padre.  Mis hijos también lo son, aunque tengo una hija que le tira también un poco el Sevilla, pero es más atlética que hispalense”.

Cómo no formular la pregunta a la gran Tere Moreno, la mujer que vende lotería, cobra carnets, vende bufandas, todo para que sobreviva su peña del alma. “Soy atlética porque lo llevo en la sangre, en mi corazón. El Atlético de Madrid es mi vida y lo será hasta que me muera. Aúpa siempre el Atlético de Madrid. Me siento orgullosa de que todos mis nietos sean atléticos”.  A Carlos Manuel Piña le sorprende nuestra repentina pregunta, pero amablemente nos contesta. “Soy del Atleti por mi tío, a mi padre no le gustaba el fútbol nada, porque le molestaban los tacos y todo eso. Pero mi tío hizo atléticos a todos sus hijos, y también a mi hermano y a mí. Por cierto, hace un par de Navidades a mi tío le regalé un libro sobre el club que escribió mi amigo Carlos Moreno ”. A su lado, Jesús Jiménez no se lo acaba de explicar, “en mi familia no era atlético nadie, pero yo sí. Y claro, ahora mis hijos también lo son”.

Alejandro Benito lo tiene clarísimo. “José Eulogio Gárate fue el que me enganchó al Atleti, y también el gran Luis Aragonés, Ovejero, Ratón Ayala, Leiviña y toda aquella gente que tanto nos hizo disfrutar en la década de los setenta”. Jesús Alejandro Villena se remonta a los tiempos del colegio. “Allí te recuerdo a ti, a Loren y alguno más que defendíais al club entre tanto madridista y a mí me gustó ese espíritu de ir contracorriente”. Precisamente el Loren del que me habla Villena, el socarrón y maravilloso anfitrión, es mi siguiente entrevistado. “No se puede ser de otro equipo, es el único equipo lógico del que uno puede ser, simple y llanamente. El mejor de este mundo y de todas las galaxias que pueda haber por ahí”. Añade Loren que “Gárate fue mi ídolo y su nombre lo pondré en todas las camisetas que tenga de aquí hasta que me muera”.

Luis Ángel Villaseñor es contundente en su respuesta sobre su afiliación rojiblanca. “Porque somos el mejor club del mundo y ya no hay más que hablar”, añadiendo que “Futre es el jugador que más me ha marcado”. Marconi Buendía, hombre bueno donde los haya, me devuelve la pregunta, “la cuestión es por qué nací atlético, de este equipo se nace”. Marconi recuerda especialmente las correrías de Ayala, melena al viento, por la banda izquierda.

Luismi, que ha demostrado sus habilidades culinarias haciendo unas exquisitas gachas, asegura, “a mí del Atleti no me hizo nadie, me hice yo solo, con el número 10 de Paulo Futre”. Otro gran Atlético, José Andrés Cañas, da su versión. “Del Atleti no se hace, se nace”. Coincide con él, Ramón Navarro, “El chopo”, “yo creo que se nace, se lleva en el corazón”. La gente de La Puebla de Almoradiel también responde a la pregunta, “realmente no se sabe. Desde muy pequeños el Atleti ya estaba en nuestras vidas, como un club más humilde al que le costaba mucho más conseguir las cosas que a otros, era un poco ir con los débiles. Esto ahora ha cambiado porque competimos de tú a tú con los mejores”.

Una mujer, Mari Carmen Parra, nos ofrece sus argumentos de buena atlética. “Me fui al Atleti por llevar la contraria en mi casa donde todos eran del Madrid. Escogí, por desgracia o por suerte, el Atlético, del que jamás me voy a quitar”.  En un rincón hay varios peñistas jóvenes a los que también abordamos. Roberto Díaz asegura que “ser del Atleti es algo que sale del corazón”, mientras que Mario Tello me cuenta que es atlético por su abuelo paterno. “Él me inculcó los valores de nuestro equipo y me acabó convenciendo”.  

Al final de este artículo, el periodista, atrapado también por la vorágine rojiblanca,  quiere dar  sus razones, que no son otras, de apoyar al equipo que mejor sabe levantarse tras un fracaso, el club del que siempre esperamos todo por muy mal que vengan dadas, el equipo rebelde que incomoda al poderoso vecino del norte y que no teme ni a nada, ni a nadie. El que siempre ha vivido en el alambre de las emociones,  un maravilloso tobogán de alegrías y tristezas. Quizá no seamos el mejor club del mundo, ni tampoco somos el más que un club que pregonan otros, sencillamente somos necesarios e imprescindibles. Y dejó también mi futbolista insignia, Juan Carlos Arteche. 


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