El
poder legislativo y por ende el parlamentarismo es la esencia de la
democracia y como portavoz del grupo parlamentario socialista en las
Cortes de Castilla-La Mancha tengo el privilegio de participar en el
proceso legislativo desde una posición única y en un momento histórico
único para la Región, como es el momento actual que vivimos de revisión
del Estatuto de Autonomía que ha regido esta tierra desde hace más de
cuarenta años.
El
poder legislativo, representado por el Parlamento, es crucial en
cualquier democracia. Su función principal, que no la única, es la
aprobación de leyes que mejoren la calidad de vida de la ciudadanía, que
regulen la vida en sociedad y que garanticen que se respeten los
derechos y libertades de la ciudadanía.
Ser
consciente de esto y poder participar en la redacción y aprobación de
leyes y defenderlas en tu Parlamento Autonómico es una de las tareas más
gratificantes en política.
Cada
ley que aprobamos es el resultado de un proceso riguroso de debate,
enmiendas y consenso. Un proceso que no solo fortalece nuestras
instituciones democráticas, sino que también nos permite abordar los
desafíos de nuestra Región de una manera integral y sostenible.
Lo
que hace que me reafirme en la convicción de que el parlamentarismo no
solo es el pilar de nuestra democracia, sino que además en un parlamento
como el de Castilla-La Mancha (uno de los que más actividad
parlamentaria tiene de toda España) también es una fuente inagotable de
satisfacción y orgullo personal.
Máxime
cuando en Castilla-La Mancha somos el espejo en el que otras
Comunidades Autónomas se miran a la hora de poner en marcha leyes
progresistas, sociales, de igualdad o de protección de derechos de las
personas. Leyes con las que hemos sido pioneros y que son una muestra
clara de la hoja de ruta de avances sociales del Ejecutivo regional.
Como la Ley para una sociedad libre de violencia de género, la Ley de
diversidad sexual y derechos LGTBI, la ley del Estatuto de las mujeres
rurales o la futura ley para la eliminación de la brecha salarial entre
hombres y mujeres de Castilla-La Mancha.
Sin
duda, como digo, el parlamentarismo es la esencia de nuestra democracia
y el motor que impulsa su avance. Un sistema que garantiza la
representación de todas las voces y también la rendición de cuentas del
poder ejecutivo ante el legislativo.
No
quiero dejar pasar la ocasión para hacer mención al contexto histórico
en el que vivimos de creciente polarización política, el parlamentarismo
ofrece un espacio para el diálogo constructivo y la búsqueda de
acuerdos, factores esenciales para el progreso y la estabilidad de
nuestra sociedad. Factores importantísimos a los que considero que no
estamos dando la importancia que merecen, pero que se dan y que cada vez
se hace más necesario que se pongan de manifiesto para restar
crispación. La sociedad merece también tener sobreinformación sobre los
acuerdos alcanzados por quienes somos sus representantes, por qué no,
estoy convencida de que esto restaría tensión y crispación a la
ciudadanía y mermaría la estrategia de quienes ven en la exaltación y el
populismo sus aliados.
Es
cierto que no siempre conseguimos que el diálogo entre las tres fuerzas
políticas representadas en las Cortes de Castilla-La Mancha sea
constructivo, pero lo cierto es que las Cortes de Castilla-La Mancha son
un espacio para el diálogo y el consenso.
Diálogo
y consenso que quiero resaltar ha primado, se ha mimado y respetado
cuando la revisión del Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha se ha
puesto sobre la mesa y ha sido trabajado por quienes verdaderamente
creemos en las Comunidades Autónomas y somos conscientes de la necesidad
de seguir avanzando, también nuestra norma marco, que necesita
adaptarse a la sociedad del siglo XXI en la que vivimos.
Desde
mi experiencia, tanto a nivel local como concejala de mi Ayuntamiento,
como regional, he aprendido que el verdadero poder de la política reside
en la capacidad de trabajar juntos, más allá de las diferencias
partidarias, para y por el bien común.
Y
es quizá, de estas dos etapas, la etapa como concejala una escuela
inestimable de política práctica, ese contacto directo con la ciudadanía
y sus necesidades creo que me ha enseñado la importancia del diálogo,
la transparencia y la responsabilidad en la gestión pública.
Por
tanto, bien puedo decir que es en el ámbito local donde se forjan las
habilidades de negociación y donde se cultiva el respeto por la
diversidad de opiniones, habilidades esenciales para cualquier político.
Esta
capacidad de escucha y de llegar a acuerdos se vuelve aún más crucial
cuando se trata de una Comunidad Autónoma entera. Aquí, el impacto de
nuestras decisiones es más amplio y complejo.
Cada
ley que aprobamos y cada debate en el que participamos es una
oportunidad para fortalecer nuestra comunidad y mejorar la vida de
nuestra ciudadanía. Y en el desempeño de esta hermosa tarea, desde el
grupo parlamentario socialista seguiremos trabajando de la mano del
Gobierno regional, para que Castilla-La Mancha siga avanzando como hasta
ahora, creciendo económica y socialmente y blindando unos servicios
públicos fuertes y de calidad a los que tengan acceso todos los
ciudadanos y todas las ciudadanas independientemente del lugar de la
Región en el que residan.
Ana Isabel Abengózar