Opinión

Ciri versus soligamia

Joaquín Patón Pardina | Sábado, 13 de Julio del 2024
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Nos quedó notorio que nuestro lugar de tertulia no es la terraza donde nos reunimos el viernes pasado, demasiadas distracciones impuestas por los transeúntes, Ciri que no aguanta ciertas bromas o acosos, según comentó, de los niños chillones paseados por generosas abuelas abrumadas por los gritos.

Tomada la correspondiente nota a mi llegada a la cafetería hallo a mi amigo sentado en la mesa de costumbre, rebuscando en su teléfono no sé si la última noticia o el número de algún contacto. Me ve y automáticamente lo deja sobre la mesa encima de su bloc, ya compañero inseparable.

Saludos de rigor como es natural entre amigos y alegría de juntarnos de nuevo.

Comentamos por encima los excelentes resultados de la Selección Española de Fútbol en la actual Eurocopa, naturalmente estamos encantados, hasta el momento.

He de confesar un secreto extremadamente defendido por Ciri que los amigos conocemos: No ve ningún partido de fútbol. El motivo se debe a la excitación que le producen los nervios porque no puede hacer nada por cambiar los resultados a su gusto. Sería feliz si el equipo de sus sueños comenzara a ganar desde el minuto uno, pero evidentemente esto no acurre casi nunca. Hubo un tiempo que, intentando paliar tal estado de excitación, se proveía de varias bolsas de “pipas en aguasal” y un par de botellas de agua.

Terminó arrinconando la idea, porque con la mirada fija en la pantalla no acertaba con las cascaras en el bol correspondiente, la ingesta de agua para equilibrar la sobredosis de sal le obligaba a ir cada poco tiempo al excusado para aliviar la vejiga.

Todo eso sin contar los improperios de su señora por sembrar la alfombra de cáscaras y las arrugas que producían sus patadas al suelo mostrando cómo debería haber chutado el “inútil del delantero centro cuando estaba solo delante del portero”.

La solución la encontró un luminoso día en el instante mismo en que puso los pies en el suelo desde la cama, tras una noche de sobresaltos sufridos en el partido de la víspera: No volvería a ver un encuentro en directo, como mucho observaría de vez en cuando los resultados en el “móvil” y si el resultado era favorable lo vería en diferido.

Así lo hace y vive tranquilo, dice. De esto no doy testimonio, solo traslado su comentario.

Llevamos unos minutos en silencio deleitándonos con el sabor del café. Ciri aparta su consumición hacia el centro de la mesa, abre su bloc, hojea, lee, levanta los ojos de las letras y me interroga a modo de examen de colegio:

—Dime lo que sepas sobre la “sologamia” o “soligamia”?

—¿Qué has dicho? —respondo sin salir de mi sorpresa y sin comprender la palabra, creo que no la he oído nunca. Me repite la pregunta y sigo a “cuadros”.

—A ver compañero no es tan difícil, has oído hablar de la monogamia, poligamia, pues ahí está. ¡Discurre! Así pues… ¿qué será soligamia?

—No, Ciri, por favor, otra trampa saducea de las tuyas no, ¿eh? De ningún modo te la aguanto.

Como me imaginaba mi amigo comienza con su cara de iluminado disfrutador viéndome al borde del enfado.

Con lo bien que estábamos esta tarde de solaz descanso veraniego, sin los sobresaltos de la terraza y envueltos en el frescor del aire acondicionado.

Ahora toma el teléfono sin decir palabra, teclea unas letras, y me muestra una noticia donde dice que… una señora de no sé dónde se ha casado con ella misma, han asistido invitados, invitadas e invitades, no ha faltado la tarta nupcial. Me ha decepcionado desconocer si el ramo de flores lo llevaba le novie, la novia o el novio. Me consuelo pensando que tampoco es tan importante la duda sabiendo que es la misma persona, persone, persono.

Te imaginas, lectora o lector amigos, mi choque mental. De verdad que no soy de los que se denominan a sí mismo modernos, tampoco de mentalidad tradicional. Afirmo que la noticia me resulta una “tontá de las grandes”,  no tiene categoría para llamarse “tontería”. Sin pensarlo dos veces respondo a Ciri:

—Y ahora ¿Cuál es el estado oficial de la señora, soltera, casada? Deberán contactar con el ministerio correspondiente para dibujar la nueva figura creada por tal cerebro. Algún político sacará el asunto en el Congreso y tendremos la solución por Decreto Ley.

El compañero se ríe con ganas y apunta en el cuaderno algo que le ha gustado de lo que he dicho.

—Me ha encantado tu reacción, amigo, —comenta el compañero—. Has de reconocer que la noticia te ha sorprendido del mismo modo que a mí, pero de inmediato has descubierto lo mojigato del contenido.

—Cada vez me recuerda más internet a las plazas de los pueblos como centros de comunicaciones, novedades, mercadillos, encuentros y disputas, fuente de críticas… y a la vez centro de recreo y contacto con las buenas gentes, sin que falte el basurero de las imbecilidades —le respondo.

Terminados que hemos nuestros cafés y magdalenas repetimos la visita a la heladería, que para eso estamos en verano.

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