El tomellosero recuerda sus once temporadas como corredor profesional y analiza su cargo actual de seleccionador nacional júnior en su objetivo de potenciar la base

Francisco Javier Cerezo Perales (6 de enero de 1971, Tomelloso) cerraba hace quince años su carrera como ciclista profesional (1992 a 2003) tras formar parte de equipos tan prestigiosos como Seur, Deportpublic, Castellblanch, MX Onda, Estepona, Vitalicio, CSC y Cafés Baqué. Cuatro participaciones en Giro de Italia, cinco en Vuelta a España y dos en Tour de Francia, incluso en el Mundial en ruta con la selección española, destacan en su amplio palmarés, que coincide con la época dorada del ciclismo, como él mismo reconoce.

Ahora se dedica entre otras cosas -siempre relacionadas con el deporte y sobre todo con el ciclismo- a colaborar y tratar de potenciar este deporte del ciclismo desde su base. Actualmente ocupa el cargo de seleccionador nacional júnior de ciclismo en ruta.

—¿A qué te has dedicado todos estos años tras dejar el deporte de élite?

—Nada más dejar la bici automáticamente empecé a trabajar con la Asociación de Deportistas de Castilla-La Mancha (ADECAM), coordinando escuelas deportivas en la provincia de Albacete y Ciudad Real y según ha ido creciendo la asociación ampliando actividades, rutas en bici de montaña, senderismo, eso hasta 2010. Después pasé a trabajar a un complejo deportivo de Tomelloso para hacer toda la gestión deportiva del club, del personal y coordinar todo, monitores, trabajadores, horarios. También colaboraciones con el ciclismo regional, con la Federación, haciendo de seleccionador en alguna categoría. En 2007 y 2008 estuve de seleccionador nacional júnior y colaborando con otras pruebas de carretera y montaña.

—¿Alguna otra ocupación aparte del ciclismo?

—Hice el módulo superior de Técnico en Actividades Deportivas, también soy Técnico Especialista en Electricidad y Electrónica, pero todo siempre enfocado al ciclismo. De seleccionador nacional junior de ciclismo en ruta no se vive y más en categorías inferiores como a mí me gusta, hago seguimiento y se hace una actividad por mes, por lo que no es dedicación exclusiva porque no se puede, y no por que no lo requiriera como en países como Francia, Italia, Noruega, Dinamarca o Bélgica que hacen toda la Copa de Naciones. Hay un calendario internacional que si económicamente pudiéramos cubrir podría tener dedicación exclusiva a la categoría, no es poco que podemos impulsar un poco la actividad de los juveniles y se nota a la hora de presentarse a un Europeo o Mundial.

—¿Las dificultades económicas tienen que ver con que se haya podido deteriorar la imagen del ciclismo con el tema del doping en los últimos años?

—Creo que no tiene nada que ver, una cosa es la gestión federativa que hay años que se ha ido gastando más de lo que teníamos y ahora nos estamos recuperando. Pero no tiene nada que ver con la situación del ciclismo profesional, donde las casas comerciales han decido no invertir, hay déficit.

—¿Qué destacarías de tu palmarés como profesional?

—Solo tuve dos victorias como profesional, gané la última etapa de la Vuelta Alentejo y la general de una carrera por etapas de Portugal. Destaco también el segundo puesto en el Campeonato de España en el año 2000, era una prueba que me gustaba mucho, pero, sobre todo, destaco de mi carrera la longevidad, los once años como profesional que estuve, que no es fácil y más sin haber ganado carreras. Muchos ciclistas no ganan una prueba después de toda una carrera, es un deporte de equipo, pero es importante saber dónde debes estar en cada momento dentro del equipo. He rozado el larguero, como se suele decir, en varias ocasiones haciendo segundos, pero luego me he dedicado a trabajar y estaba mejor valorado en mis últimos años de profesional que cuando tenía más libertad de conseguir triunfos y me dediqué a trabajar para mis compañeros que tenían posibilidades de victoria, sobre todo en grandes vueltas.

El tomellosero disputó el Mundial con España en el año 2000

—Bueno, en alguna ocasión has terminado entre los 50 primeros del Tour y otras grandes vueltas, lo que también es importante.

—Sí, en mi primer Tour. En el segundo entré con gastroenteritis y lo arrastré toda la carrera y fue más duro, iba con Jalabert. También algún año quedé entre los veinticinco primeros en Vuelta España, pero mi cometido era ayudar a los diferentes líderes. Con Casero hicimos quinto en el Tour, Dani Clavero, Igor González de Galdeano, Jalabert, Tyler Hamilton que hicimos segundo en Giro de Italia.

—¿Cuáles han sido los años dorados del ciclismo?

—Viví la época dorada del ciclismo. Coincidí los dos últimos años de Pedro Delgado, comencé como profesional cuando Miguel Induráin ganó su tercer Tour, he tenido la suerte de coincidir con grandes ciclistas Greg Lemond, Laurent Fignon, Gianni Bugno, Chiappucci, Valverde en sus primeros años y Alberto Contador en mi último año y primero suyo en la Vuelta a Castilla y León; vi al chaval subiendo juntos y pregunté por él a un compañero, porque me llamó la atención y me dijeron que iba a ser muy bueno….

—¿Mantienes relación con alguno de ellos?

—Con Jalabert nos mandamos whatsapp de vez en cuando, con Valverde o Paco Mancebo coincidimos mucho en temas de deportes de base con sus federaciones y mantenemos relación desde la distancia.

Cerezo (derecha), en el equipo CSC junto a Jalabert y Carlos Sastre

—¿Pensabas aguantar tanto en la élite en esos años tan exigentes?

—Es una cosa que no te planteas. El objetivo era llegar a profesional cuando eres amateur, los primeros años son muy difíciles, pero no me planteé aguantar, sí llegar a profesional. Luego tuve la suerte de no estar nunca contra las cuerdas, he sido un privilegiado la verdad en ese aspecto.

De sus lideratos de la Montaña en la Vuelta al problema con Mario Cipollini

Francisco Cerezo recuerda como los mejores años de su etapa como profesional el 1997 y 1998. “Fue cuando me di un poco a conocer, fui líder de la montaña de la Vuelta una semana y quizá para el espectador fueron los dos mejores años míos. Los años de Vitalicio y CSC fueron increíbles deportivamente aunque no ganara, porque poder trabajar para otros y que reconocieran mi trabajo no es fácil”. En la otra cara de la moneda recuerda también el peor momento “por decir algo, por lo que mucha gente me pregunta, el pequeño problema que tuve con Cipollini en la Vuelta del 2000. Fue una tontería, una discusión, quizá sería lo peor, aunque para mí quedó en una anécdota”. Las crónicas cuentan que el esprinter italiano soltó un puñetazo a Cerezo antes del inicio de la quinta etapa de esa Vuelta, abriendo una brecha encima de la ceja izquierdo y provocando un hematoma bajo el ojo del tomellosero del Vitalicio. El día anterior Cipollini y Cerezo tuvieron uno de esos muchos toques que hay en una jornada de abanicos y hubo una discusión. Al día siguiente el italiano le agredió. Fue expulsado.

Francisco Cerezo recibió un puñetazo de Mario Cipollini

—¿Cómo te surge la afición?

—Iba con mi padre a los nueve años a las carreras, había una peña ciclista en el barrio, me apunté y así empecé. La primera carrera fui a correr con la bici de mi padre que se la quité, no sabía que iba a correr.

—¿Cómo se sufrió el doping en tu época?

—Viví todo lo peor del dopaje, el problema de Festina en el 98, y luego ir a Francia y cogernos en mitad de la carretera como si fuéramos delincuentes a ver si teníamos jeringuillas, fueron unos años malos, luego pasó, yo no he tenido ningún problema con el dopaje, pero ni es tanto ni tampoco digo que no haya, no podemos meter a todo el mundo en el mismo saco.

—¿La afición al ciclismo vuelve a estar en auge, está de bajón o son rachas simplemente?

—La afición al ciclismo nunca ha bajado, ha habido épocas por el tema del dopaje y demás que ha sido más criticado y habrá habido gente que lo ha dejado de seguir pero el ciclismo está otra vez en auge y, sobre todo, hay muchos más ciclistas activos que salen en bici, no hay crisis de afición.

—Cuando dejaste la bici, ¿querías seguir ligado a este mundo o es algo que casi te llegó por obligación?

—No ha sido nunca mi intención seguir ligado al ciclismo, entre comillas. No era mi intención seguir ligado al ciclismo profesional. Siempre ha estado detrás de mí el deporte base, me gusta mucho y siempre colaboro y seguiré colaborando. Yo siempre digo que para que yo pudiera llegar a ser ciclista alguien dedicó parte de su tiempo libre en estar conmigo y por eso seguiré vinculado, por ejemplo, a la escuela de ciclismo de Tomelloso. Seguir como profesional no, porque uno de los motivos por los que dejé el ciclismo profesional era por el tiempo que estaba fuera de casa y era lo que peor se llevaba. Ser director al final haces más días fuera que un corredor y no me lo he planteado. Tampoco nadie me ha llamado para decir que no, ni yo lo he buscado, ahora ha surgido lo de la Federación española.

—¿Sigues saliendo a rodar?

—Dos o tres días a la semana salgo, pero no suelo hacer mucho. No más de 60 kilómetros, como mucho 90, sobre una hora y media, pero no cuatro o cinco horas, eso ya pasó a la historia.

—¿Cómo tenemos la cantera?

—Castilla-La Mancha siempre ha tenido buena cantera, tenemos al campeón de España actual sub-23, que es Isaac Cantón, a pesar de que tenemos pocos ciclistas. Llevamos un par de años en júnior que nos ha bajado un poco el nivel, a pesar de que hemos tenido gente delante no hemos llegado a rematar. Ahora en sub-23 llevamos cuatro o cinco años siendo la selección, si no la más fuerte, de las más fuertes en categoría nacional, tenemos buenos cadetes este año y un par de juveniles que han subido y que lo van a hacer bastante bien. En la zona nuestra estamos un poco de capa caída, este año sí que tenemos cadetes, no tenemos ningún juvenil, solamente un sub-23 y en las escuelas de ciclismo se va manteniendo.