Una cálida marea

moja la extenuación,

un cansancio de saltos y risas,

un ahogo, un fuerte sopor.

Duerme la luna,

sale en la playa el sol

castiga a vencidos cuerpos

por el ritmo y por el son.

Y sueñan cabezas siamesas

con lejanos viajes a Keops.

Fluyen punzantes pirámides,

flechas de música y voz.

Labios ajados,

vahos de negro color,

sustancias que juegan

en el mundo de la ensoñación.

Olvido del sexalescente

con gomina y sin pudor

que arrimaba cebolleta

con sonrisa de bobalicón.

No, no fueron cinco estrellas

sino vasos de garrafón

los que pidieron vencidos

sueños a ritmo de rock and roll.