Quién no ha tarareado alguna vez en una celebración, en una velada, en un evento o en cualquier sarao "Algo se muere en el alma cuando un amigo se va... y va dejando una huella que no se puede borrar... El amigo que se va es como un pozo sin fondo que no se puede llenar"; deslavazados estribillos de las "Sevillanas del adiós" que utilizan el ritmo alegre de este palo flamenco para expresar un sentimiento de tristeza, una rara combinación que se asemeja a un oxímoron por contrapuestas.
Pero por mi talante algo mustio y sosegado o por mi torpeza para el baile, me gusta más la canción de Alberto Cortez "Cuando un amigo se va", aunque ambas vienen a contar la misma pérdida afectiva. Bien es cierto que una lo hace desde una dimensión espiritual y la otra, desde un plano más secular.
Hay muchas canciones y cantantes que a través de los tiempos hablan de este sentimiento tan importante para las personas y para la convivencia.
También los grandes nombres de la historia han reflexionado y dictan sus opiniones sobre la amistad. Desde Aristóteles, que afirmaba que la amistad perfecta es la de los hombres buenos o virtuosos, hasta Albert Camus que, entre otras opiniones, mantenía que la amistad puede derivar en amor y nunca al contrario.