Bastante conocido es el chiste
que relata cómo dos polillas estaban en los archivos de la Metro devorando el
celuloide de Lo que el viento se llevó
y le dice una a otra: “está buena esta película”; y la otra le contesta: “a mí
me gustó más el libro”.
No vamos a hablar en negativo en estas líneas,
al menos hoy. No diremos nombres de
películas basadas en novelas o en libros de aventuras, pero lo cierto es que en
la mayoría de las ocasiones en una película de dos horas por mucho que lo
intente todo el equipo de rodaje y se rompa la cabeza el guionista, no se
refleja fielmente la historia que se cuenta en el libro. Peor aún ocurre en las ocasiones en que en
una peli de poco más de hora y media se quiere adaptar a un texto de
ochocientas o mil páginas.
La que intentamos reflejar en
estas líneas es una de las varias excepciones a la regla general de que el
libro es mejor que la película. Como se ha dicho, no es, ni mucho menos, la
única, aunque sí una de las mejores.
Dersu Uzala es el relato autobiográfico de un capitán de
exploradores del ejército del Zar de Rusia llamado Vladimir Arseniev. Este
militar, acompañado por unos pocos soldados, recibe de sus superiores la orden
de explorar y cartografiar la entonces casi desconocida cordillera de
Sijote-Alin, situada en una región remota de Siberia, todo ello a principios
del siglo XX. Al capitán le encanta esta misión y la emprende con el mayor
entusiasmo, más o menos consciente de los muchos peligros de explorar una tierra
en la que hay tigres siberianos, ríos caudalosos y otros posibles contratiempos
que puedan surgir.
El cazador mongol es un nativo de
una de las etnias que habitan la zona desde hace siglos y se
encuentra con los soldados casi por casualidad. El capitán y el nativo se
encuentran a gusto y deciden continuar juntos un tiempo, pues a éste también le
hace ilusión ir por la taiga en compañía de otras personas, ya que su vida
transcurre en el momento de encuentro con los soldados en forma de cazador
solitario errante por el bosque.
Dersu forjará con Vladimir una de esas amistades que duran
toda una vida, cimentada en el respeto mutuo y una capacidad de sacrificio para
ayudar al otro incluso a riesgo de la propia vida. Aunque el cazador mongol se
lleva muy bien con el capitán, hombre culto, educado y respetuoso con la
naturaleza, no ocurre igual con la brigada de cosacos que lo acompañan y que
son, la mayoría, hombres sin más ambición que cobrar su sueldo con el mínimo
esfuerzo posible y tendentes a la diversión sin freno.
La perfección no existe y las opiniones sobre un libro y una película
nunca son positivas al cien por cien. Por
tanto, en cualquier blog de internet encontraremos críticas adversas a estas
dos obras. Sin embargo, nuestra opinión no varía por ello y para nosotros son
dos obras de arte de gran valor.
El capitán es un militar de carrera y
geógrafo, no un experto escritor. Dersu es un solitario vagabundo que marcha
por la taiga sin más ambición que tomar de la naturaleza lo que necesita,
produciendo el menor daño posible en el entorno, o, incluso, ningún daño. A primera vista pueden parecer dos personajes
dispares y con dificultades para entenderse, sin embargo, tienen muchas cosas
en común, la más sobresaliente de ellas un amor y respeto profundos por la naturaleza.
No vamos a contar más sobre el
argumento, pues si alguien no ha leído el libro o visionado la película, nos lo
agradecerá. Sí la recomendamos. Le ponemos a ambos una nota de sobresaliente y
los declaramos de forma oficial como imprescindibles en la biblioteca y filmoteca
de ecologistas, senderistas, amantes de la naturaleza, de la buena literatura,
del cine, el campo y la montaña en general. Como suerte de justificación a tan buenas
referencias diremos que los parajes en los que transcurre la acción del libro y
película (la cordillera del Sijote-Alin) es, en la actualidad, Patrimonio de la
Humanidad por declaración de la UNESCO y uno de los diez parajes naturales más
bonitos del mundo, según encuestas diversas. Otro dato más sobre la calidad de
la película que recomendamos es que el director fue el japonés Akira Kurosawa,
así como que ganó el Oscar a la mejor película extranjera en el año 1975.
En este caso una de las dos
polillas que se encuentran en los archivos de la productora japonesa Atelier 41
devorando el celuloide de la película Dersu
Uzala le diría a la otra: “está buena la peli esta del cazador mongol”. La
otra le contestaría: “a mí el libro también me gustó mucho”.
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Miércoles, 30 de Abril del 2025
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