Carmina Burana “es celebrar la vida a tope”, así define
Marieli Blanco la monumental cantata de Carl Orff. Ya saben que con ese templo
de la música va a celebrar la Coral del Conservatorio de Tomelloso su 30
Aniversario, va a ser el sábado 10 de mayo en el Teatro Marcelo Grande. Una
obra icónica, vibrante y compleja que reúne todo el carácter de la agrupación
vocal y que supone el mayor reto artístico en sus tres décadas de historia.
En el Mercado de Abastos, mientras damos cuenta de un aperitivo
—frugal, eso, sí—, la directora de la Coral conversa distendidamente con La Voz
de Tomelloso. Con pasión y humildad repasamos la esencia irreverente de la
obra, los ensayos maratonianos, las complicidades tejidas con otros coros y la
emoción del reencuentro con antiguos miembros de la Coral del Conservatorio.
Una obra vitalista y desbordante
Marieli Blanco no tarda en desmontar el primer tópico que le
plantea el periodista «Carmina Burana no es música sacra, es una obra
totalmente mundana», recalca sonriendo. «Sus textos, escritos en latín y
alemán antiguo, beben del espíritu gozoso y rebelde de los goliardos, aquellos
clérigos errantes y estudiantes irreverentes que desafiaban los rigores del
dogma para abrazar los placeres de la vida, el vino y el amor». De ahí que
la composición de Orff se compare, en su vitalismo y desparpajo, a El jardín de
las delicias de El Bosco o a los frescos flamencos que destilan sensualidad y
alegría de vivir.
La obra, explica la directora, se divide en tres partes: la
primavera, la taberna y el amor. «Hay un número muy complejo que dice que
beben el muchacho, la muchacha, el monje, el clérigo, el padre… y termina con
‘yo, yo, yo’. Es una celebración total de la vida y los placeres». Y aunque
algunos fragmentos, como “Oh Fortuna” han sido utilizados en películas como Excalibur
o retransmisiones solemnes como el entierro del Papa Francisco, «Carmina
Burana no pierde su esencia vitalista y desbordante».
Una producción colosal para un aniversario inolvidable
Abordar una obra de esta magnitud no es tarea fácil, «todo
se ha hecho paso a paso», reconoce Blanco. Después de interpretar grandes
obras del repertorio coral —el Réquiem de Mozart, la Novena de Beethoven o el
Gloria de Vivaldi—, la directora consideró que había llegado el momento de enfrentarse
al reto mayúsculo de Carl Orff. «Llevamos desde enero con ensayos muy
intensos. Es una obra muy aguda, muy dura de cantar y lo más difícil es el
texto», señala.
Ella misma ha sido la encargada de decidir la pronunciación
del latín, «hemos optado por la italiana, más cercana y comprensible», y
ha estudiado versiones acreditadas por el propio Orff para construir una
interpretación fiel y coherente.
Para esta ocasión tan especial, la Coral ha ampliado sus
filas con antiguos miembros. «El reencuentro ha sido muy emotivo —confiesa
Marieli—volver a ver a personas que han crecido en esta coral, que han
compartido historia y vuelven para celebrar, es de las cosas más bonitas que
nos está dejando este aniversario».
Además, contará con la colaboración de otras agrupaciones
vocales amigas «el Coro Mansil Nahar de Manzanares, el Coro Laminium de
Daimiel y A Capela de Albacete. Nos ayudamos mucho entre coros, nos echamos una
mano». La obra exige un coro infantil y «contaremos con el Infantil y
Juvenil de la parroquia de la Asunción de Tomelloso que dirige María Luisa
Novillo». A las tablas del Marcelo Grande también se va a subir una
orquesta sinfónica formada para la ocasión, la Orquesta 30 Aniversario,
compuesta por «cuarenta y siete músicos procedentes de los conservatorios de
Tomelloso, Albacete, Ciudad Real, Criptana y Alcázar, todos bajo la batuta del
maestro Francisco José Velasco, director de CLM Sinfónica, que también se
estrena en esta aventura». A ellos se suman dos solistas de gran nivel: la
soprano Sofía Pintor y el barítono Daniel Ibáñez, este último con la difícil
misión de abordar también el papel de contratenor.
Carmina Burana te atrapa
Con una duración aproximada de una hora, Carmina Burana es
una obra que atrapa. «Nos tiene completamente absorbidos. Es imposible no
pensar en ella a todas horas», reconoce la directora. «Su carácter
rítmico, su fuerza escénica y su riqueza de matices —que van desde el lirismo
hasta la percusión salvaje— la convierten en una experiencia sonora envolvente»,
nos explica Blanco.
La dirección no es tarea menor, la obra «cambia
constantemente de compás —de cuatro a tres, de tres a siete— y exige un trabajo
técnico extenuante tanto para coro como para orquesta». Pero ese es,
precisamente, el motor que impulsa esta celebración, «es un reto. Un reto
gordo. Pero es el momento de hacerlo».
Treinta años de música, recuerdos y desafíos
Durante la conversación, Marieli Blanco recuerda con emoción
a figuras clave en la historia de la coral que ya no están entre nosotros, como
Ángel Luis Moreno o José Carretero. «Ángel Luis hubiese disfrutado muchísimo
con esta obra, le encantaba. Nos acordamos mucho de ellos», confiesa.
Treinta años después de su fundación en 1994, la Coral del
Conservatorio se ha convertido en una institución necesaria para Tomelloso. Y
es que, como no nos cansamos de repetir, la música también ha contribuido a que
nuestra ciudad sea la Atenas de La Mancha de la que tanto presumimos. Para Marieli
Blanco, que formó parte de ella desde el inicio y asumió la dirección tras
Marian Cortés, la celebración de estos 30 años ha sido también una oportunidad
para mirar atrás y revisar fotografías, programas y recuerdos, «parece que
fue ayer» señala emocionada.
Entre los hitos imborrables, destaca «el premio en el
Certamen Internacional de Habaneras de Torrevieja, en nuestro sexto año de vida.
Ese galardón nos dio alas». Y, como no, el Réquiem de Mozart obra con la
que la Coral celebró su 25 Aniversario, y que interpretaron en Paris o
Helsinki. Cuando le preguntamos con qué se queda de estas tres décadas, no duda
«con todo. Ha sido un camino lleno de aprendizaje, de retos, de vida. Y este
montaje de Carmina Burana es lo más grande que hemos hecho hasta ahora».
Un concierto que será inolvidable
Con humildad asegura que «la suerte es que todo se juntó»
hace tres décadas. La rueda de la fortuna, esa que ilustra el cartel del
concierto y que da nombre al primer y al último número de la cantata de Orff,
ha girado para bien, a favor de la música coral y de Tomelloso. No se pierdan
el próximo 10 de mayo Carmina Burana en el Teatro Marcelo Grande de Tomelloso,
estamos seguros de que vivirán un concierto inolvidable.
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Viernes, 2 de Mayo del 2025
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