“Duras necesidades de la vida, pueden obligar al más noble
caballero a empleos de rufián, como a la más noble dama a bajos oficios…”. (J.
Benavente. Los Intereses Creados).
Hay “obscuros lodazales” en la vida que, aun desde el error
de la ilusión, y desde la historia que niega tantas cosas ciertas, no resulta fácil “auscultarlos”… Desde el
origen de los tiempos, van “cristalizando” en la genética y comportamiento
humanos, siendo, casi, imposible “clarificarlos”, restañarlos…
Con el trabajo, que es tan antiguo como la propia existencia
humana, “para obtener medios de vida…”; aparecen los oficios.
Era verano, casi un cuarto de siglo ha, cuando, un día, un
agente del destacamento de Ruidera, con el que coincidía, alguna que otra vez, en mi trabajo de conductor de patrulla, para
la prevención y extinción de incendios, con el documento de la portada en las manos,
me dijo: “…, como escribes en los periódicos, te doy estos papeles, sobre el
oficio más antiguo del mundo, porque yo no hago nada con ellos, por si tú
decides publicarlos algún día…”. Hoy reconozco que, en aquel entonces, no reparé
en la importancia de la “Cartilla Sanitaria”, de una joven barcelonesa, de
veintitrés años que, el año mil novecientos ocho, ejercía de meretriz de
tercera clase; no sabemos si obligada o voluntariamente…
Alfayate, sería uno de los oficios más antiguo del mundo,
según el Génesis Cp. 3, versículo 21, donde consta: “Yavé Dios hizo al hombre y
a su mujer unas túnicas de piel y los vistió”. Pero vayamos al tema de la
prostitución: “el oficio más antiguo del mundo”. En el libro Eclesiástico, Cp.
9, versículo 6, dice: “no te entregues a prostituta para no arruinar tu
patrimonio”. El teólogo alemán Herbert Haag, en su “Breve diccionario de la
Biblia”, apunta que en el Israel de la época, era frecuente el negocio sexual
de mujeres, a cambio de ciertas cantidades de dinero… Las mujeres y hombres que
se prostituían en honor de las divinidades, se les llamaba “hieródulos”. En los
oratorios de Istar e Isis de Babilonia, Egipto y en los templos de Astarté
cananeos, era frecuente la prostitución “religiosa”…, y la mayor parte del
peculio obtenido por los “servicios”, se ofrecía a las diosas… Al “semidiós”
Gilgamesh, la diosa Aruru le envió al monstruo Endiku unido a una prostituta,
ya que el “divino” abusaba hasta de las hijas de los guerreros y de las esposas
de los “aristócratas”. Ejercer de prostituta en Babilonia, no constituía una
clara deshonra… Allá por el año 1700 a.d.C., cuando reinaba Hammurabi, ciertas
cortesanas hacían de “madames” en la prostitución sagrada de los templos… Las
prostitutas denominadas “harimtu”, eran semisagradas; las “gadishtu” eran las
sagradas y las “ishtaritu” se conservaban para las divinidades… Popular y casi
sacro era el refrán babilónico: “No te cases con “harimtu” pues son
innumerables sus maridos, ni con una “ishtaritu” pues está reservada a los
dioses”.
Extenso y estupendo se puso el griego, “Padre de la
Historia”, Herodoto; pensamos que sin
ruborizarse, al “plumear” sobre el “tema”…: “Toda mujer del país debe, por lo
menos una vez en su vida, ir al templo y entregarse a un desconocido. No puede
volver a su domicilio hasta que un hombre haya depositado una moneda de plata
en su regazo y se la haya llevado a acostarse con él. La mujer no tiene derecho
a escoger, tiene que seguir a quien le ha dado la moneda. Cuando ella se ha
acostado con él ha cumplido ya su deber para con la diosa y puede volver a su
casa. Las mujeres hermosas pueden volver en seguida a su domicilio pero las
feas y mal formadas deben esperar mucho tiempo antes de poder cumplir con las
obligaciones impuestas por la ley. Algunas, tres o cuatro años”. (Carlos
Fisas).
La ley no permitía llevar velo a las prostitutas ni cubrir su cabeza y cara, como el resto de las mujeres. Otro texto del político y orador griego Demóstenes, el de las Filípicas contra Filipo de Macedonia, también “largaría”: “Las hetairas sirven para proporcionarnos placer, las concubinas para nuestras necesidades cotidianas y las esposas para darnos hijos legítimos y cuidar la casa”. Las hetairas, se dice que bellas y cultas, eran estimadas y muy solicitadas por los griegos acreditados, con abundante moneda. Continuará.
{{comentario.contenido}}
"{{comentariohijo.contenido}}"
Viernes, 9 de Mayo del 2025
Viernes, 9 de Mayo del 2025
Viernes, 9 de Mayo del 2025